En 15 días
Dentro de los Talleres Productivos del Servicio Departamental de Gestión Social La Paz, existen tres grupos de productores capacitados, muchos de ellos ya fueron insertados en el mercado laboral.
Con el fin de promocionar la mano de obra de las personas con discapacidad ayer se realizó una exposición de su trabajo en diferentes rubros en los que fueron capacitados, con el fin de insertarlos en el mercado laboral en las especialidades de corte y confección, serigrafía y tejido. El sector llega a cubrir pedidos de hasta 500 unidades de bolsos y prendas de vestir en 15 días, por medio de cadenas productivas; para los instructores la producción no pasa sólo por la capacitación de las personas sino de la concientización de la ciudadanía para prevenir la discriminación hacia este sector de la población.
“Las personas con discapacidad tienen muchos talentos, en los tres años que cumplo esta función se ha logrado capacitar e insertar con mucho éxito a varios de nuestros alumnos, de esta manera es que se ha implementado los talleres productivos en los que ahora se los capacita en diferentes rubros, ellos tienen habilidades que los hacen óptimos para contar con una mano de obra de calidad”, señaló la capacitadora de personas con discapacidad, Sonia Ramos.
A la fecha, dentro de los Talleres Productivos del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges) La Paz, ya existen tres grupos de productores capacitados, de los que uno ya genera resultados en el rubro de corte y confección, cubriendo pedidos de hasta 500 bolsas costuradas y pintadas en un lapso de 15 días. Las prendas de vestir con diseños únicos también son terminadas a razón de tres piezas por alumno al día. Las bolsas tiene un costo de Bs 20 cada una y el par de poleras para niños a dos por Bs 30.
“Claro que ellos no trabajan individualmente, hemos comenzado a organizarnos con la implementación de cadenas productivas, es decir que un alumno hace el corte, otros los armados y acabados, así agilizamos aún más el avance de los pedidos”, manifestó Ramos.
Para la capacitadora este primer grupo ha dado muy buenos resultados, porque ha visto que sus alumnos pueden insertarse laboralmente de manera muy exitosa e incluso muchos han comenzado a solventarse económicamente.
Tal como indica la capacitadora, si bien estas personas tienen una discapacidad, también tienen talentos que son característicos de ellos como la sensibilidad y la creatividad los que hace que sus trabajos sean únicos.
En el caso del taller de serigrafía, dependiendo del tipo de discapacidad que tienen los alumnos, es una de las áreas que ha logrado importantes avances en el proceso de producción, al momento muchos están comenzando con este trabajo individual y se ha iniciado la implementación de una cadena productiva, con tareas específicas a cada eslabón, lo que permite especializar a los alumnos en diferentes áreas.
“En este grupo ahora tenemos 25 personas evaluadas que se encuentran entre los 13 y 60 años de edad, de los que alrededor del 20 por ciento ya han sido insertados laboralmente”, manifestó Borges.
Si bien esta cifra muestra algunos resultados, el instructor manifestó su preocupación por las dificultades que se presentan para estas personas, tanto en la familia como con los empleadores que aún ejercen cierta discriminación, lo que hace que el verdadero problema no esté en la inserción laboral, sino en la inserción social, porque ellos pueden trabajar pero aún no son aceptados dentro la sociedad.
Para ambos instructores, lo primordial no pasa por la capacitación de las personas con discapacidad, sino por la sensibilización del resto de la sociedad, para evitar así la discriminación y lograr el reconocimiento de las capacidades laborales de este sector de la población.
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