Punto aparte
Con la creación de la Compañía Lírica Boliviana quedó orgánicamente institucionalizada la música culta en el país. Con ello, se superará la postergación a la que fue relegada, pese a que anualmente egresan del Conservatorio Nacional de Música por lo menos una decena de nuevos valores en esta disciplina artística.
Los cantantes líricos nacionales, de ambos géneros, no tienen un espacio permanente para presentarse en público. En el pasado reciente, por lo menos ocasionalmente, actuaban en el escenario que posee la Orquesta Sinfónica, pero con su actual dirección han sido excluidos de tal posibilidad.
Pese a que fue creada para divulgar la música clásica, su preferencia actual es presentar espectáculos de variedades internacionales. Sin duda, tienen popularidad, atraen a la gente joven, pero muy bien puede utilizarse otros escenarios y no precisamente el de la Sinfónica.
La Compañía Lírica Boliviana hizo su debut con una Gala, ofrecida gratuitamente en el salón principal del Club de La Paz, el pasado jueves 24. Brillaron por la magnífica calidad de sus voces y desempeño escénico las sopranos Diana Azero y Susana Renjel, la mezzosoprano Sofía Ayala, el tenor José Luis Duarte y el barítono-tenor Marcelo Aguilar. El numeroso público asistente los aclamó con prolongados aplausos, puesto de pie al final.
Interpretaron una veintena de áreas de óperas compuestas por eminentes creadores del pasado, empleando sus lenguajes originales, lo cual permitió apreciar la calificada formación académica que poseen. Casi todos en el Conservatorio Nacional de Música.
Ahora, lo que queda es que todos los profesionales del canto lírico, tanto de La Paz como del resto del país, se incorporen a la Compañía y, de esta manera, constituyan un organismo sólido y permanente. Y, sobre esta base, organizar conciertos de canto lírico en todas las ciudades.
Es evidente que no se cuenta con los escenarios adecuados para el efecto, es decir para presentar óperas completas, que demandan orquestas, vestuarios y decorados. La cuestión, empero, será persistir, hasta que, de alguna forma, se consiga construirlos o, por lo menos, adaptarlos.
En tanto esto suceda, los conciertos de canto lírico pueden ser viables con la interpretación de áreas de óperas u otras producciones que existen para el caso. Esto ocurre con frecuencia en capitales del mundo, pese a que cuentan con los espacios operísticos tradicionales.
En Berlín, por ejemplo, se tiene un inmenso coliseo al aire libre, que congrega por lo menos a 30.000 personas. En ese escenario actúan los cantantes más famosos del mundo, interpretando únicamente áreas, con vestimenta de calle y/o de gala, lo que depende de la preferencia o posibilidades de los artistas.
El canto lírico se halla situado en la cima de la música, es decir está en lo más alto del arte interpretativo. La ópera es una incursión a la belleza y a la estética, no exige mayores conocimientos. Es igual a una obra teatral, con la diferencia de que los personajes cantan, en vez de reducirse a los parlamentos. Fue en Italia donde optaron porque el teatro se enriquezca con el canto.
Desde entonces, surgieron eminentes compositores de óperas, dando lugar al surgimiento del canto maravilloso de sopranos, mezzo sopranos, contraltos, tenores, barítonos, bajos y otras variantes dentro de estos timbres de voz.
La ópera permite también el lucimiento de las orquestas de música clásica. La danza suele ser otro de sus atractivos. En concreto, la ópera combina todos los géneros de las artes escénicas.
En Bolivia hay decenas de mujeres y varones que cultivan el canto mayor. Casi diariamente realizan ensayos en determinados centros musicales o en sus domicilios, para conservar las cualidades de sus voces excepcionales. De ahí que la devoción por su arte es merecedora de todo reconocimiento y admiración. Si actuaran de manera constante, es seguro que muchos de las y los cantantes líricos se convertirían en ídolos públicos, como acontece en otros países.
En el Club de la Unión existe una agrupación de la misma índole, donde cada primer martes de mes se proyecta grabaciones de óperas en DVD. Su conductor es el prestigioso arquitecto Juan Carlos Calderón. Cuenta con el apoyo del director de la Sociedad Filarmónica de La Paz, el barítono Ricardo Estrada, quien, antes de las funciones explica, con notable erudición, los orígenes y contenidos de la obra a exhibirse, así como las trayectorias de sus intérpretes.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |