Desde hace muchas décadas, el país espera informes claros y pormenorizados en relación con decomisos que se hace al narcotráfico, no sólo por la cantidad de drogas que caen en poder de las autoridades sino porque, más o menos, se da a conocer algunas cifras cuando se realizan operativos, pero no ocurre lo mismo con dineros, joyas, vehículos, aviones, avionetas, lanchas, propiedades citadinas y rurales, ganado, muebles, enseres y muchos otros que se decomisa a quienes son parte de bandas o grupos delictivos del narcotráfico.
Muchas veces y en todos los gobiernos se ha sostenido que “muy próximamente se dará a conocer los respectivos informes”. Una frase trillada que nunca se convierte en realidad o, si se hizo alguna vez, fue para mostrar un legajo de papeles que poco o nada dijeron al respecto. Somos un país tildado internacionalmente como “productor y comercializador de droga”, situación que, comparado con lo que han hecho países como Colombia, aún no llega a los extremos; pero conforme crece el negocio de los cultivos de coca y su consiguiente transformación en pasta base (“crack”) y cocaína cristalizada, no tardaría mucho en contar con “cárteles” y otras organizaciones dedicadas al letal negocio.
Y no es cuestión de predicar honestidad sino demostrarla plenamente en el caso del narcotráfico. Y la verdad es que no podemos ni debemos ocultar lo mucho que se fabrica en nuestro país mediante pequeñas industrias que dedican tiempo, dinero y esfuerzos a fabricar droga. Tampoco podemos negar que los narcotraficantes se han encargado de convertirnos en “seguros proveedores de cocaína” dadas nuestras extensas fronteras y los múltiples recursos que utilizan los traficantes.
Se debe reconocer que tanto Umopar como la Felcn realizan operativos de interdicción muy importantes; decomisan cantidad de drogas, y lo hacen con todo tipo de bienes que, muchas veces se dijo, “están bajo custodia del juez”, sin que ello se haya informado debida, oportuna y completamente. Conviene no olvidar que la corrupción es arma contundente, eficaz y permanente para los narcotraficantes porque ellos hacen práctica el dicho de Napoleón Bonaparte: “No hay hombre que no se venda, sólo hay que saber su precio” y para los negociantes de drogas, nada significa pagar cualquier cantidad de dinero con tal de contar con apoyo permanente de quienes estén dispuestos a venderse.
Para los medios de comunicación, conjuntamente la comunidad nacional, está latente la esperanza de que las autoridades informen debidamente sobre los decomisos al narcotráfico; de otro modo, querrá decir que “la siembra no sólo es de coca sino también de dudas y sospechas sobre quienes poco o mucho y generalmente nada tienen que ver con el más mortal de los enemigos del hombre, como es el de las drogas”.
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