Comunión de poesia, soneto y docencia.
Juan Capriles, falleció prematuramente pasado el medio siglo anterior, empero, la influencia de su obra poética y educacional comprende casi todo el siglo XX y se mantiene incólume en el presente siglo, si bien, como conoce el lector, el siglo pasado fue un periodo de remezones sociales, políticos y reformas educativas, también marcado por la irrupción de grandes escritores. Por ello la obra de Juan Capriles merece figurar como el legado singular y difícil, sobre todo en el soneto donde se destaca nítidamente en relación a sus pares.
Los sonetos de Juan Capriles expresan la intimidad de un espíritu que sufre por el sufrimiento del prójimo, al cual se dirige no tangencialmente y con la apariencia de ficciones, pues la mayoría de los poetas de su época no practicaban el regionalismo telúrico y se concentraban, por lo contrario, en la problemática social y política del país pertinente.
La naturaleza específica de la creación artística de Juan Capriles generada por su volcánica e inextinguible imaginación y el sutil dominio perfecto del bello lenguaje español, colmado de alegorías y sinécdoques, aportando al proceso creativo y fundamentalmente a la razón de existir de la literatura.
Juan Capriles escribía sin la mordaza de la causalidad que supuestamente condiciona a la voluntad; lo hacía preservando su libre albedrio en una armónica convivencia con la causalidad, ejercicio que pocos lo logran y esto no fue casual, ya que conocía los fundamentos de la filosofía y aplicaba a sus sonetos el principio de la causalidad y el libre albedrio, reflejando en sus sonetos la profundidad de la interrogación mundana del ser y del ser bueno, dejando viva la acción recíproca del cuerpo y alma.
Precisamente, por esa conflictividad literario-filosófica resultó la audaz intuición de un creador, que desde sus primeros albores de poeta supo hacer de sus limitaciones una virtud en forma muy singular, observando al mundo de manera que con sus creaciones de altísima profundidad, podía reestructurarlo y reemplazarlo por otro literario, plagado de imaginación y de palabras.
Juan Capriles con sus detonantes sonetos dedicó su vida a elaborar una obra abundante que la forjó en varias décadas de soledad y retiro espiritual y su esfuerzo le regaló una valida protesta contra la inexpresividad de los espíritus y la limitación de la educación solo para los pudientes.
Raúl Pino-Ichazo Terrazas, es Abogado Corporativo, postgrado en Arbitraje y Con-ciliación, Presidente de la Sociedad de Escritores de Bolivia.
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