Ejército niega tortura a soldado

Las autoridades del Comando del Ejército, por intermedio de la directora de Comunicación, coronel Sarah Aramayo, negó ayer que el conscripto Álvaro Danilo S., de 19 años, haya sido torturado el viernes, luego de ser acusado del supuesto robo de un celular perteneciente a su camarada. Lo llamó “ladrón” y anunció que será denunciado por robo. En tanto, el Defensor del Pueblo exigió la investigación del caso.

Dos versiones contradictorias se dieron en este caso, una la dio ayer, de manera oficial, la coronel Aramayo y otra es la que mantiene el conscripto y sus familiares.

Aramayo negó de manera rotunda la versión de la tortura y afirmó que el conscripto es considerado un “desertor”, por lo cual se le niega la atención en un centro médico militar y la extensión de la libreta de servicio militar.

De acuerdo con el reporte emitido por el jefe de Emergencias del Hospital de Clínicas, Óscar Romero, el conscripto presentaba traumatismo torácico, por una probable agresión, por terceras personas, sin que se haya presentado fracturas pero con síntomas de dolor. El galeno también descartó la necesidad de una evaluación psicológica.

Consultado del porqué no se le había dado de alta si el diagnóstico no era de gravedad, Romero manifestó que esto se debió a la solicitud de los familiares para realizar más exámenes. “Los familiares, con todo el derecho que les asiste han traído un forense, están solicitando el informe médico”, explicó Romero.

Por su lado, Aramayo declaró que el conscripto, “no ha sido víctima de ningún maltrato físico en el cuerpo, ni siquiera psicológico, porque él asumió su culpabilidad. Ha sido encontrado con el celular en la mano”, aseveró la militar.

El soldado junto a su madre ratificó la versión del día lunes y negó que haya cometido el hurto y menos haberse comprometido a pagar el daño del celular, ayer, el soldado denunció que sufrió vejámenes de parte de sus superiores y que incluso recibió descargas eléctricas en su cuerpo, mientras lo colgaron en la nariz de uno de los aviones.

DESERCIÓN

Danilo S. aseguró que se enlistó en febrero, de este año, en el Colorados de Bolivia en La Paz y luego fue destinado a Chipiriri para hacer su servicio militar, su retorno a La Paz se dio luego de cinco meses por el ofrecimiento de un teniente de apellido Llusco, llegando al Comando de Aviación del Ejército donde supuestamente fue torturado.

Aramayo, en cambio, sostuvo que el joven, a inicios de 2014, se reclutó en el Regimiento Colorados de Bolivia, a mediados de febrero fue destinado al Regimiento de Infantería 31 con asiento en Chipiriri, de donde desertó el 7 de marzo.

“No se sabe cómo una persona puede mentir de esa forma. Él ha asegurado en su casa que ha estado siete meses en el cuartel, (…) tenemos la papeleta de reclutamiento del 26 de junio”, manifestó Aramayo, a tiempo de explicar que por el hecho de haber estado solo tres semanas, este no amerita la entrega de la libreta de servicio militar.

Acotó que el sábado el conscripto salió del cuartel junto a su hermana mayor quien solicitó el permiso bajo el argumento de la enfermedad de su madre.

El conscripto dueño del teléfono presentó un celular con la pantalla rota y relató que su aparato desapareció en un pabellón donde solo estaba Santa Cruz, quien después apareció con el celular cuando se preparaba para salir de franco.

El propietario del Samsung sostuvo que su camarada no fue víctima de torturas y que se comprometió a reponerle el daño a la pantalla del celular.

Sin embargo, la madre de del conscripto, Esperanza Coronel, relató que tres uniformados, a acompañados de una mujer trataron durante el día anterior de convencerla para que su hijo sea trasladado a Cossmil y que callara las denuncias.

Sin ningún ánimo de retornar al cuartel, el joven pidió que le sean devueltas todas sus pertenencias, que los gastos realizados por la madre sean rembolsados y por último la entrega de la libreta militar por los seis meses de servicio.

Sobre la acusación de su deserción y la recomendación para su reingreso en La Paz, Danilo negó el hecho y dijo que estaba prestando su servicio militar desde el mes de febrero. Además que la acusación hecha por otro de sus camaradas, era por “rencor” y el hecho de que él defendía los nuevos reclutas.

Por su parte la madre del joven aseguró que tenía fotografías en las que probaba que su hijo estaba por más de cinco meses en Chipiriri a donde le enviaba las encomiendas.