Ahora que Bolivia apela, en los estrados de la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, a la “buena fe” de Chile para que le restituya su Derecho sobre el Pacífico, sea oportuno rememorar el histórico respaldo a la causa marítima que brindaron importantes organizaciones sindicales del continente latinoamericano.
En consecuencia la Declaración aprobada por el IV Congreso Latinoamericano de Trabajadores, realizado en Caracas, Venezuela, entre el 22 y 26 de noviembre de 1962, sostiene: “Considerando: Que la situación de Bolivia, que no tiene salida al mar, es un atentado contra la solidaridad y la justicia social internacional. Que Bolivia necesita esa salida al mar para su propio desarrollo económico, social y cultural. El IV Congreso Latinoamericano de Trabajadores acuerda: Que la Confederación Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos, debe realizar una intensa y sistemática acción en los niveles nacionales y en el plano latinoamericano e internacional, para que se solucione la actual situación de Bolivia de acuerdo al Derecho Internacional y a la solidaridad latinoamericana”.
Por lo visto el movimiento laboral de nuestro continente, hermanado por objetivos comunes y de reivindicación social, se identificó plenamente con el clamor boliviano que exigía y exige, al usurpador de 1879, la devolución de su salida libre, útil y soberana, al océano Pacifico.
Esa “vieja cuestión del Pacífico, que afecta a tres y no a dos pueblos, de los cuales ninguno como el que tengo la honra de presidir, sufrió más, dolorosamente, por mutilación marítima, los estragos de la guerra”, diría el presidente Hernando Siles, en carta dirigida, el 19 de abril de 1926, a su homólogo estadounidense Calvin Coolidge (Dionisio Foianini Banzer: “Misión cumplida”, 2002, pág. 28).
Tuvo que transcurrir muchos años, desde que los trabajadores latinoamericanos lanzaran su voz de solidaridad con la causa marítima, para que Bolivia haya decidido recurrir a La Haya en busca de justicia que le permita su reinserción entre los países con cualidad marítima de la región y del mundo. Un histórico peregrinaje a la Corte Internacional de Justicia que sacó de quicio a los gobernantes de turno chilenos y puso en vilo la unidad nacional del país vecino.
Una actitud dilatoria, distraccionista y de tramoya chilena, le ha impedido a Bolivia, como bien sabemos, recuperar el Derecho que le asiste sobre el Pacífico. Este detalle de la política internacional artificiosa de la patria de Portales le ha inducido inclusive a tocar las puertas de quienes administran la justicia desde la Organización de Naciones Unidas. Es que ella abriga la esperanza de que aquéllos obrarán con apego a la equidad y la imparcialidad. Y posiblemente con este accionar Bolivia retorne a las costas del Pacífico.
De todas maneras fue valioso el apoyo moral proveniente de los asalariados latinoamericanos en el pasado mediato.
En suma: respaldos de esta índole revigorizan el espíritu de reivindicación marítima boliviana.
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