El Museo Nacional de Arte anuncia la apertura de la muestra: Entre dos siglos -colección del Museo Nacional de Arte- 1980 -2000, la misma que está abierta al público desde ayer sábado hasta el 7 de septiembre en el Patio de Cristal del MNA (calle Comercio y Socabaya).
La transición entre el siglo XX y el XXI marcó la transición entre el paradigma moderno y los paradigmas de la posmodernidad; el arte moderno, que en nuestro país, estaba expresado principalmente en la pintura y la escultura fue cuestionado. A partir de la década de los años 80 se introdujeron, piezas que cuestionaron la obra de arte como objeto estético, la figura del artista como “genio creador”, el hermetismo y la autosuficiencia del mundo del arte, aislado del resto de las expresiones humanas.
La idea de que el arte moderno no tiene más camino que el de la copia interminable de sí mismo, y de que las vanguardias del siglo XX habían agotado todas sus posibilidades, llevaron a la construcción del concepto de “La muerte del arte”, concepto al que se opuso la obra de Roberto Valcárcel que con el slogan “el arte no ha muerto”, desarrolló un conjunto de piezas que revalorizaban el empleo de materiales no tradicionales, incluían una estética popular - industrial, priorizaban el concepto por sobre la estética de la obra y anulaba la individualidad al emplear en vez de la firma el sello de “Producciones Valcárcel”.
Sin embargo, muchas de las piezas de esta etapa conservan, la esencia de las expresiones de las últimas corrientes de la pintura moderna, es el caso de la neofiguración en la obra de Keiko Gonzales y el neoexpresionismo en el trabajo de Ángeles Fabbri, Patricia Mariaca, EJthi Stij, Cecilia Wilde, Luis Zilvetti y Beatriz Nogales, entre otros.
Al priorizarse la reflexión sobre todos los ámbitos de la vida y valorizarse contenidos distintos a la estética de la obra, se multiplicaron los medios de expresión y las temáticas; se dio paso a la fotografía artística, la impresión, la instalación, el montaje, el video y otras como el performance, además de los medios tradicionales, para hablar con mayor flexibilidad acerca de temas y conceptos que cuestionan a la sociedad boliviana en el cambio de siglo.
En la exposición mostramos, a través de piezas de nuestras colecciones, distintos ejes de reflexión, están las piezas que enfocan los problemas de identidad, tanto de la identidad individual, en las que se destaca el problema de género, la tensión existente entre el mundo masculino y el femenino, la relación del individuo frente a la sociedad, que se muestran en los trabajos de Erika Ewel, Valia Carvallo, Sol Mateo, Cecilia Lampo, Joaquín Sánchez, Guiomar Mesa, Zenón Sanzuste y Cecilia Lampo.
Así como las que cuestionan las identidades colectivas, en los que destacan las reflexiones acerca de la inclusión del mundo indígena, la tercera edad, la extrema pobreza el empleo de las imágenes, que se encuentra en la obra de Gastón Ugalde y que es cuestionada con mayor contundencia en la obra de Álvaro Ruiloba, la existencia de imaginarios y cosmovisiones paralelas que se devela en el trabajo de David Angles, Fabricio Lara, Juan Recacochea y Adriana Bravo, este eje se entrecruza con el enfoque de la identidad nacional y su presencia en el mundo contemporáneo que se presenta en el trabajo de Mario Conde y en la acuarela de Ruiloba y que son matizados con temas de la cotidianeidad contemporanea en la obra de Raquel Swartz.
Finalmente un espacio de reflexión que actualmente va tomando mayor vigencia es la relación de las culturas con el planeta y la biodiversidad, que se expresa en el trabajo de Cecilia Wilde y Gilka Wara Liberman.
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