Es probable que el éxito logrado hasta ahora por Ayra se deba a la experiencia de sus integrantes porque la agrupación nació de las cenizas de otro grupo importante: Nuevas Raíces. La decisión de Luis Gutiérrez y Edwin Tapia de dar continuidad a un trabajo que iba germinando, pero se detuvo por diversas razones, dio como resultado la vigencia de un grupo que supo atrapar al público con un notable rasgo vocal.
El trabajo de Ayra es arduo y responsable, no hay tregua en los ensayos ni en los espacios dedicados a la composición, aunque en 15 años hayan grabado sólo cuatro discos. El tiempo es su peor enemigo, o están anunciando un concierto, se encuentran de gira, van atendiendo contratos o creando y recopilando canciones de todo género.
Otra característica del septeto es la diversidad de su repertorio. El público que asiste a sus conciertos se predispone a escuchar melodías autóctonas del occidente boliviano seguidas del cancionero de la trova latinoamericana, hasta llegar a temas de los legendarios Beatles.
Varios de sus integrantes fueron alumnos del maestro Gerardo Yáñez y parte del grupo Chacaltaya, de quienes siguen una estricta disciplina musical. Todos pasaron por las aulas del Conservatorio Nacional de Música, institución que ha contribuido a su formación facilitando las técnicas, pero la solidez artística es producto de una permanente exigencia personal y grupal.
El público europeo aplaudió su trabajo en las varias ocasiones que Ayra estuvo en ciudades de ese continente, en particular las alemanas, donde su nombre es ya un referente de la música boliviana. Mientras van definiendo detalles del espectáculo en el Municipal, preparan discos que podrán ser adquiridos con un costo muy accesible. Para disfrutar de la música de Ayra no se necesita más que 10 Bs y se tendrá en la mano una placa original… así de simple.