El papa Francisco mostró ayer su preocupación por los “crímenes” cometidos por los yihadistas de Estado Islámico (EI) contra la población del norte de Irak, así como por la escalada de violencia entre la Franja de Gaza e Israel y por el brote del virus ébola en África.
En primer lugar, el pontífice se refirió a la situación en el norte de Irak, donde los milicianos de EI están hostigando y asesinando a minorías religiosas, entre ellos muchos cristianos, que se ven obligados a abandonar sus hogares y a desplazarse hacia otras zonas.
Acto seguido, Francisco aseguró que dicha situación “ofende gravemente a Dios y a la Humanidad” porque “no se lleva el odio en nombre de Dios”.