“Francamente Bolivia no es toda la política exterior de Chile”, afirmó Heraldo Muñoz, canciller de la nación transandina, al diario El Mercurio, a fines de julio de 2014.
No lo es, pero está inscrita, con el rótulo de urgente, en la agenda de sus controversias internacionales, considerando la agresividad expansionista chilena en el Siglo XIX. Y es que invadió territorio patrio aprovechando que “la costa marítima estaba separada del resto del país por la muralla cordillerana que parecía insuperable. La costa marítima que era un desierto salitroso” (Alipio Valencia Vega: “Teoría política”, tomo tercero, 1971, pág. 212).
En consecuencia, Chile está conminado, en el marco de la demanda marítima existente en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, a saldar, quiera o no, tarde o temprano, las cuentas pendientes que tiene con Bolivia, como resultado de la reprochable invasión de 1879. Entre aquéllas está la restitución de la soberanía boliviana en el Pacífico.
En este marco, los diputados chilenos vanamente intentarán, con la cruzada internacional que han emprendido, desvirtuar, tergiversar o anular, ante el mundo, la demanda marítima boliviana, que es de conocimiento del tribunal de la ONU, desde abril de 2013. No lo van a lograr, de eso estamos seguros.
“Esa misión consiste en hacer entender la gravedad que significa una demanda como ésta, que pretende violar los tratados existentes entre dos naciones”, manifestó, sobre el particular, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Chile, Jorge Tarud, según la prensa nacional de 25 de julio de 2014.
La comunidad mundial está informada, ahora más que nunca, de las inaceptables tropelías del expansionismo chileno - británico hace 135 años, en esta parte de Latinoamérica. Una de las secuelas de dicho vandalismo es el centenario encierro geográfico boliviano consolidado por el Tratado de 1904.
“En Chile, donde ya se conformó una burguesía incipiente, con claro concepto de la riqueza económica y de cómo conformarla con los recursos naturales, se despertó la codicia por las salitreras y las guaneras de sus vecinos, surgiendo la obsesión de la conquista de esos territorios, provocándose, entonces, la Guerra del Pacífico en 1879” (Alipio Valencia Vega: “Teoría política”, tomo tercero, 1971, pág. 176).
Chile no ha dejado de distraer a la opinión pública internacional con argumentos falaces e insustanciales. Ha tratado de distorsionar la verdad histórica relacionada con la demanda marítima interpuesta por Bolivia exigiendo a Chile una solución de “buena fe” al enclaustramiento asfixiante. Y la principal autoridad chilena que ha promovido este despropósito es el canciller Heraldo Muñoz. La animadversión de este dignatario de Estado ha profundizado las brechas de enemistad en el Cono Sur. A raíz de ello la paz continental está en vilo y se aleja toda posibilidad de una verdadera integración regional.
En suma: no existe la voluntad política chilena para restañar la herida que ha provocado con la ocupación del territorio patrio en 1879.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |