Lamentables resultados de una política de libre comercio entre los estados de Bolivia y China y otros países asiáticos y latinoamericanos está causando deletéreos efectos en la vida económica y política de la sociedad boliviana. En efecto, Bolivia importa toda clase de productos industriales con bajo precio y a la vez exporta materias primas, acción económica que se traduce en que nuestro país se convierte en colonia de potencias extranjeras.
Una prueba objetiva de esos antecedentes consiste en la libre importación de ropa china a nuestro país. El dato más concreto es que el año pasado el valor de las compras a China ascendió a 18,3 millones de dólares frente a los 9,7 millones registrados en año 2009, diferencia que equivale a un crecimiento del 89 por ciento (!).
La gravedad de ese antecedente crece en forma notable al constatarse que también aumentaron los volúmenes de importación, los mismos que pasaron de las 12.200 toneladas el año 2009 a 23.167 toneladas el año 2013. Es más, haciendo más agudo el problema, los datos oficiales del INE subrayan que las confecciones chinas son más baratas que las importadas de otros países y que el 93 por ciento del total de las importaciones procede de China.
Esos datos numéricos son muy alarmantes y tienen efectos lamentables para la economía nacional, pues importamos trapos que se destruye y exportamos divisas oro que favorece al país exportador. No sólo eso, cientos de talleres de ropa nacional se encuentran en la bancarrota, pues no pueden competir con ropa extranjera, en especial china, y se ven obligados a cerrar y dejar sin trabajo a cientos de empleados y aprendices, que son la base de la futura gran industria nacional.
El presidente de la Confederación de Micro y Pequeña Empresa ha destacado que esa importación libre de ropa de países asiáticos significa para el país pérdidas que sobrepasan los 170 millones de dólares. Agregó que además de esas cuantiosas pérdidas, el impacto en el empleo es verdaderamente asombroso, pues desde el año 2006 quedaron sin trabajo más de 200.000 empleados, cifras que, además, siguen aumentando y creando graves daños a la economía nacional.
A las importaciones libres de ropa de China y Corea se suman las grandes operaciones de contrabando de ropa chilena, peruana, argentina, panameña y brasileña, sistema ilegal ante el cual la Aduana boliviana se hace la de la vista gorda y en esa forma entra en complicidad para la aniquilación de la artesanía e industrias nacionales de ropa.
Confirmando la desfasada política de llenar al país de prendas extranjeras, el INE informó que en 2013 Bolivia importó de China casi 25 millones de prendas de vestir por valor de casi 50 millones de dólares, referencia numérica que confirma que estamos invadidos de productos de vestir extranjeros y que hemos dejado de consumir productos nativos, con grave daño no sólo a la industria sino también a la agricultura, cuya producción de lana y otros productos ha quedado sin consumidores y está en plena ruina.
Entre tanto, un sistema de comercio con el país del norte bajo condiciones especiales y que contribuía al desarrollo industrial del país ha sido anulado, para dar paso a la lamentable situación presente.
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