El papa Francisco lanzó ayer, a su llegada a Seúl, un llamamiento a las dos coreas para que superen las “recriminaciones” mediante el diálogo y dejen de recurrir al “despliegue de fuerzas”. Poco antes de su llegada a suelo surcoreano, el régimen de Pyongyang lanzó tres misiles de corto alcance al mar en su costa oriental, un comportamiento que ha tenido en ocasiones anteriores ante visitas de alto nivel a Corea del Sur, como la del presidente Obama.
Jorge Bergoglio, en presencia de la presidenta Park Geun-Hye, alentó “los esfuerzos en favor de la reconciliación y la estabilidad de la península coreana”, que constituyen “el único camino hacia una paz duradera”. Al sobrevolar China, envió un mensaje de buena voluntad sin precedentes a las autoridades.
El Papa es el segundo pontífice en la historia, después de 15 años, en visitar Corea, un país con poblaciones católicas más pequeñas del mundo, con 5,4 millones de creyentes.