El 15 de agosto de 1914 Panamá inauguraba un canal entre el Atlántico y el Pacífico, que acortaría distancias y abarataría costos en transporte de mercancías y personas. Pero esta ruta, una de las maravillas arquitectónicas del siglo XX, le costaría al país entre 6.000 y 12.000 obreros muertos en la megaconstrucción, y también su independencia económica y política. Su dueño era Estados Unidos.
En 1973 el jefe de Gobierno de Panamá, Omar Torrijos, consiguió una resolución favorable de la ONU para recuperar la Zona del Canal.
El 7 de septiembre de 1977, en la sede de la OEA en Washington, se firmaba el Tratado Torrijos-Carter, que le devolvía al país el control del paso. La transferencia definitiva del Canal se efectuó el 31 de diciembre de 1999.