[Mario Alfonso Ibañez]

Única y gloriosa Tricolor Nacional


La Patria está presente en los benditos pliegues de la Tricolor Nacional para recordarnos el deber cívico de honrarla y dignificarla con la entrega, si fuera necesario, de la vida misma. En ella, la Patria está mostrando sus riquezas terrígenas, sus glorias y sus infortunios para que le entreguemos desde niños nuestra capacidad y nuestros esfuerzos y hacer así de Bolivia un país con dignidad y fortaleza económica en el concierto internacional, muy por encima de toda pasión subalterna, sea individual o de grupo.

Si bien la Constitución incluye otros símbolos del Estado Plurinacional, además del Escudo de Armas y el Himno Nacional, los cuales también nos merecen igual respeto y devoción cívica, los otros no deben tener preeminencia ni estar al nivel de los tres señalados en primer término.

Respetamos nuestro antepasado aymara, del que formamos parte los habitantes del occidente del territorio y cuya riqueza cultural y herencia de trabajo nos corresponde recoger para alcanzar el mejor destino de Bolivia, pero se hace necesario también señalar que la “wiphala” tiene antecedentes coloniales, por haber sido uno de los emblemas de los ejércitos conquistadores españoles, pero algunos líderes aymaras rescataron equivocadamente sus colores y forma de presentación para luchar por sus reivindicaciones y sus derechos frente al abuso del poder colonialista.

Además, en el presente, Bolivia se ha constituido en un Estado Multi-étnico y Pluricultural, donde ningún colectivo ciudadano en particular puede tratar de imponer su propia cosmovisión, cultura, tradiciones y leyendas sobre los demás, ya que la misma Constitución del Estado Plurinacional en varios de sus artículos establece la vigencia de respeto entre unos y otros.

Al ser fundada la República, el Libertador Simón Bolívar (1825 - 1826) diseñó dos pabellones: la Bandera Mayor y la Bandera Menor. Cuando Antonio José de Sucre asumió la Presidencia de Bolivia (1826 - 1828) introdujo en ellas algunas variaciones. Finalmente la Convención Nacional de 5 de noviembre de 1851 determinó tres colores definitivos en el emblema nacional: el rojo en la parte superior, el amarillo al centro y el verde en la parte inferior. El color rojo representa la sangre derramada por nuestros héroes y mártires de la Independencia, el amarillo simboliza la riqueza minera que tiene el país y el verde representa la inmensa riqueza vegetal que tiene Bolivia.

El 14 de febrero de 1879, la niña de 14 años Genoveva Ríos fijaba sus ojos en el edificio de la policía de Antofagasta, donde aún flameaba nuestra bandera, se introducía en el recinto policial y se apoderaba de la preciada reliquia, la escondía bajo su vestido y se daba a la fuga hasta alcanzar a sus padres salvando tal simbólico tesoro (El Litoral, 23/3/1965).

En la Batalla del “Alto de la Alianza”, donde los “Colorados de Bolivia” hicieron flamear impertérritos el emblema patrio ante el usurpador de nuestras playas cautivas, Juancito Pinto, “el niño héroe”, dejaba su tambor para tomar el fusil de uno de los “Colorados” y junto a la bandera que se hallaba a su lado dejaba de existir en defensa del mar boliviano.

El 11 de octubre de 1902, durante la Batalla de Bahía, en el norte de nuestra Patria, Nicolás Suarez, Federico Román y la “Columna Porvenir” hacían flamear la Tricolor Nacional obteniendo una heroica victoria frente a los filibusteros que pretendían apoderarse del Acre, del Purús y parte del Madera (EL DIARIO – 22/10/1989).

Durante la Guerra del Chaco, nuestros soldados -muchos de ellos indígenas-, envueltos en los pliegues de la Tricolor Nacional dejaban sus vidas en las Batallas de Laguna Chuquisaca, Boquerón, Nanawa, Alihuatá y en otros lugares donde no sólo había que combatir al enemigo sino también luchar contra el ardiente clima y los tuscales chaqueños.

La Tricolor Nacional también estuvo al frente de las reivindicaciones indígenas en las manos de Pedro Zárate “Willca” y Juan Chalco apoyando el Movimiento Federalista de José Manuel Pando. Presidió las reivindicaciones de los trabajadores mineros en Catavi, Siglo XX, Llallagua, Huanuni, San José, Corocoro y Milluni antes y durante la Revolución del 9 de abril de 1952.

Los pliegues de la Tricolor Nacional se agitaron cuando miles de universitarios de “San Andrés” junto a trabajadores fabriles y clase media revolucionaria, se volcaron a calles y avenidas de la ciudad de La Paz para conquistar la democracia.

La Tricolor Nacional: rojo, amarillo y verde junto al Escudo de Armas que se pretendió modificar, pero que se mantiene firme en su estructura así como el Himno Nacional, serán los únicos símbolos patrios para hacer de Bolivia un país económicamente fuerte, socialmente justo y políticamente soberano, dado el hecho contundente de que la Patria es de todos los bolivianos y de nadie en particular.

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