Cerca del pueblo, lejos de la verdad y la justicia

Uno de los pilares para la paz social de un Estado es el inmediato acceso a la justicia. Desde tiempos remotos se dice que el hombre que tiene pan y justicia es feliz. Hablar del acceso a la justicia y de la tutela judicial en nuestro país nos llevaría varias horas y por qué no decir días y meses.

Sería quizás de nunca terminar, pues en casi 8 años de la denominada “revolución cultural” y el ascenso de los movimientos sociales de occidente que llevaron al poder al MAS y otros oportunistas, tanto el sistema judicial, llámese lo que es el Ministerio Público, hoy Fiscalía del Estado, como el organismo judicial se encuentran sumidos en una profunda crisis de institucionalidad, debido a la sumisión de estas instituciones al Órgano Ejecutivo, aunque usted no lo crea.

En el pasado neoliberal de corbata y trajes finos, la injerencia era disimulada o estaba camuflada en cierta forma, hoy la intromisión es directa por parte de los titulares que dirigen el denominado Estado Plurinacional. Llegamos al extremo de que si eres del bando de los Satucos, Conalcam, bartolinas, etc. o sindicato de toda índole, es cuestión de meterle nomás y punto.

Pero el tema no queda ahí en el afán, tanto el Órgano Judicial como el Ministerio Público han realizado coloquios, foros, cumbres de toda índole para desburocratizar y mejorar el acceso a una pronta tutela jurídica. Ahora, ¿qué pasa con las investigaciones penales?, porque el Ministerio Público incumple los plazos procesales, hecho que llama profundamente la atención, porque a decir de los responsables que dirigen la Fiscalía General del Estado, las investigaciones están en orden y no ameritan discusión alguna, con comisiones por doquier.

Lo más triste es que la población boliviana ve y palpa que eso no es cierto y que la investigación penal se trunca por diferentes factores y razones. Entonces, mis amigos, el ciudadano y las comunidades del país aplican la justicia comunitaria y eso lesiona el estado de derecho y el debido proceso, principios legales consagrados y reconocidos por la Constitución Política del Estado.

Ahora para muchas investigaciones penales que son muy complejas el Ministerio Público conforma comisiones, no se entiende si es para desvirtuar la investigación o simple y llanamente para no afectar intereses de ciudadanos afines, servidores del proceso de la revolución cultural plurinacional o pluridiversa. Al respecto, casos para enumerar sobran: Porvenir, Caranavi, menonitas, Chaparina, barcazas chinas, terrorismo I y II, caso BOA, por citar algunos. Esos son casos que están blindados y merecen la reserva porque afectan a personajes del entorno palaciego afín al jefazo.

Pero para el ciudadano común no se cumple el debido proceso, es cuestión de meterle nomás, seas o no culpable, como ocurrió recientemente en la provincia Sud Yungas, donde una turba de comunarios de un sector de Nor Yungas acabó con la vida de supuestos malhechores. Es que el principio del juez natural y el debido proceso se encuentran desvirtuados. A estas alturas la Constitución Política Plurinacional nadie la cumple y los que dirigen al Estado la cumplen para proteger y blindar el poder que ostentan.

El Ministerio Público con sus comisiones pierde la esencia de la investigación y desvirtúa el proceso por el mismo criterio profesional de los fiscales. Los foros, debates y reuniones cumbre son simples coloquios, donde sólo se hace alegorías de las normas procedimentales que rigen la actividad penal, porque es cuestión de descolonizar y despatriarcalizar la justicia. Es más, uno de los afiches que hoy profesa la Fiscalía General del Estado reza: “más cerca del pueblo en busca de la verdad”, donde aparece el símbolo de la colorida whipala.

Pero es puro lirismo y simbolismo porque las investigaciones y actividad procesal penal a estas alturas a nada conducen y el pueblo clama ante la injusticia, por atracos y “avasallamientos”, sin que alguien ponga coto a esos males, lo que nos lleva peligrosamente a aplicar el “ojo por ojo, diente por diente”, como en la ley del Talión. Que la divina providencia ilumine a quienes operan la justicia penal en Bolivia. ¿Hasta cuándo, pueblo?