En un intercambio de datos acerca de hechos históricos protagonizados entre el presidente Evo Morales y el ex presidente Carlos Mesa, se registra un episodio en el cual el primero (Evo Morales) afirma que en las postrimerías del gobierno del segundo (Carlos mesa), le llamó al Palacio y le pidió aprobar dos decretos: uno convocando a una asamblea constituyente y otro de nacionalización de los hidrocarburos, pero que no los tomó en cuenta. Días después -dice Evo Morales- Mesa me llamó y le dijo que ya podía firmar los decretos, pero que Morales le respondió que la medida ya era “extemporánea”. (El Deber, 1-VIIII).
También se revela que Morales pidió a Mesa renunciar a la Presidencia, sugerencia que éste aceptó, pero algo después, el entonces dirigente cocalero le criticó esa decisión y le dijo que no debió renunciar, a lo que Mesa respondió que su decisión en ese sentido se basó en el pedido que le hizo Morales, y que luego éste reaccionó diciendo: “No, pues, no debía tomarse en serio esa carta, jefecito, era una movida política nomás”. Al respecto, Evo Morales agrega en su autobiografía: “Nos ha recibido los dos proyectos, pero no quería poner en vigencia ninguno de ellos, seguro que los echó al tacho”. (Pág. 343).
Esos antecedentes son importantes para la historia de esta época, pero también hay otros puntos que muestran las diferencias que existían entre el Presidente y el diputado.
En el libro “Mi vida. De Orinoca al Palacio Quemado”, Evo Morales hace sendos comentarios acerca de Carlos Mesa y escribe: “En la presidencia de Carlos Mesa murieron varios compañeros, por eso realizamos varias movilizaciones y logramos un acuerdo con el gobierno, para la producción de 3.200 hectáreas en la zona del trópico” y continuando agrega: “En el gobierno de mesa hubo muchos problemas, nunca asumió una posición revolucionaria, mantuvo esquemas neoliberales y se opuso a realizar cambios en Bolivia, como nosotros se lo propusimos de manera directa y públicamente” (Pág. 343). Y comenta: “Nosotros sabíamos que Mesa no iba a cumplir la agenda de octubre, su propio gabinete respondía a una coalición reformista con partidos tradicionales y una oligarquía extremista y conservadora del oriente, que no quería convocar a la Asamblea Constituyente”. (Pág. 344).
Otra acusación que hace Morales en su libro a Mesa señala que en otra oportunidad le pidió audiencia acerca del convenio de inmunidad para norteamericanos y que Mesa respondió “que no había liquidez en el banco, que cuando asumió el gobierno, lo dejaron sin dinero” (…) y “Nos explicó que había pedido a la Unión Europea un crédito, pero le rechazaron. También había solicitado a la Embajada de EEUU y que aceptó, pero bajo la condición de aprobar el “convenio de inmunidad” y que Mesa también nos reveló que “de todo esto sabía Filemón Escóbar”. (Pág. 350).
Entre otras críticas a Carlos Mesa, Evo Morales afirma, en torno al referéndum sobre hidrocarburos, que “Estábamos conscientes que Mesa no quería hacer modificaciones de fondo, sino seguir manteniendo buenas relaciones con las transnacionales y los liberales” (Pág. 351) y, finalmente, asegura: “Mesa no quiso cumplir con la agenda de octubre, con los cambios exigidos por el pueblo… No quiso realizar ningún cambio profundo, porque pretendía mantener la línea neoliberal”. (Pág. 353). Agrega: “En vez de firmar la Ley de Hidrocarburos con las modificaciones, se fue al exterior y dejó para que promulgue Vaca diez. Eso a mí me hace sospechar muchas cosas. Será plata, tendrían algún compromiso con el Imperio, en vez de firmar su fue al exterior y Vaca Diez promulgó”. (Pág. 357).
El libro Evo Morales recuerda que cuando el presidente Mesa pronunció un mensaje: “Más de 30 veces levantó mi nombre, todo era contra el Evo y amenazando renunciar”, pero pidió perdón y que según La Razón “El Primer Mandatario no se guardó nada y dijo, abiertamente, lo que pensaba sobre las actitudes antidemocráticas, autoritarias y hasta “falaces” de Evo Morales y de la dirigencia sindical irresponsable que se campea en la nación”. (Pág. 354).
Evo Morales amplía sus críticas a Filemón Escóbar y después de sugerir que era “agente de la CIA” comenta: “Desde esa vez nunca más confiamos en él, es como traicionar a su familia. Yo me sentí mal, molesto. Siempre tuvimos problemas con Filemón, en los talleres, reuniones… Era un viejo dirigente, pero viejo mañudo también, experto en mañuderías”. (Pág. 350).
Estas revelaciones históricas posiblemente serán ampliadas tanto por Evo Morales como por Carlos Mesa, hoy alto funcionario del gobierno de Evo Morales, como vocero para asuntos marítimos y con nivel de embajador itinerante.
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