Una cuestión de fe:
“Hay dos tipos de mal en esta vida. El mal secundario, el que es obra de los hombres. Y el mal primordial, que es algo completamente distinto” Padre Joe Mendoza.
LA HISTORIA
Año 2010, en un palmeral en pleno desierto iraquí. Tres marines estadounidenses curtidos en combate descienden a una inquietante cámara subterránea, ignorando por completo que allí abajo los espera algo más espantoso aún que el campo de batalla...
... Cuatro años más tarde, en la ciudad de Nueva York, una madre, como hipnotizada, lanza de repente a su pequeño a la guarida del león en el zoológico, mientras una enigmática figura encapuchada acecha cerca...
... Ruidos estremecedores procedentes del sótano y otros fenómenos misteriosos atemorizan a una familia en mitad de un denso paisaje urbano...
... Se descubren unos arcaicos escritos en latín y otros símbolos extraños en distintos lugares, que plantean un misterio cuya solución podría resultar demasiado horrenda...
¿Cuánto de todo ello es pura coincidencia? ¿Cuánto es simple producto de la imaginación? ¿Y cuánto está unido en una siniestra cadena que se extiende de un extremo a otro del mundo?
El sargento Ralph Sarchie (Eric Bana) del cuerpo de policía de Nueva York ha sido testigo de toda clase de maldades en las despiadadas calles del sur del Bronx.
Sarchie, destinado en el distrito 46, en uno de los barrios más duros de esa ciudad y del país, ha presenciado conductas apenas dignas de considerarse humanas y tanta atrocidad empieza ya a pasarle factura, oscureciendo su alma, hasta el punto de afectar a su relación con su mujer, Jen (Olivia Munn), y su hija pequeña, Christina (Lulu Wilson).
Pero, cuando envían a investigar un singular incidente al cada vez más atribulado Sarchie y a su sarcástico compañero, Butler (Joel McHale), un antiguo miembro de los Rangers del Ejército de EE. UU., siempre listo para luchar, los acontecimientos que se irán sucediendo pondrán a prueba las creencias y la forma de pensar del pragmático Sarchie. Se ve metido en una frágil alianza con Joe Mendoza (Edgar Ramírez), un sacerdote renegado cuya propia fe se ha visto puesta a prueba en más de una ocasión, y que intenta convencer al escéptico Sarchie de que esos sucesos cada vez más horripilantes no son ni más ni menos que encuentros con varios casos de posesión demoníaca.
Juntos, el policía y el sacerdote descubren prueba tras prueba de que lo que Mendoza describe como un mal primordial ha logrado arraigarse, y Sarchie se ve obligado a cuestionarse todo su sistema de creencias, mientras intentan luchar contra las fuerzas malignas que amenazan la ciudad, e incluso a aquellos a quienes más quiere: su familia.
NOTAS DE PRODUCCIÓN
El mismo hecho de que Líbranos del mal llegue por fin a estrenarse, más de 10 años después de adquirir los derechos del libro en que se basa para adaptarlo al cine, es una buena muestra de la fe inquebrantable en el proyecto que tenían el productor Jerry Bruckheimer, el director y guionista Scott Derrickson y el escritor Ralph Sarchie.
“Hace unos once o doce años, leímos una propuesta que nos presentó Ralph Sarchie”, recuerda Bruckheimer, “y nos pareció interesante, fascinante y aterradora. Me resultó muy emocionante y pensamos que podríamos trasladarla a la gran pantalla. La historia era realmente apasionante, y se basaba en hechos reales: cómo un duro inspector de clase obrera, de una zona especialmente difícil del Bronx, acaba convenciéndose de que parte de los incidentes que investiga distan mucho de ser algo normal...”.
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