Menudencias
La columna, hoy, estaba destinada a dos hombres, en el sentido cabal de esa palabra. Pero la imbecilidad sin límites de algunos humanos, que no deja de asombrar, y la necesidad de actualidad que exige el mínimo rigor periodístico cambiaron los planes, a último momento.
Resulta imposible, porque insulta a la razón, pasar por alto la propuesta de ese candidato a senador por Cochabamba que culpa a las mujeres de las violaciones, los golpes y el crimen de que son víctimas. “Debemos enseñar a las mujeres a cómo comportarse para no ser objetos”, declaró, muy suelto de cuerpo, a un canal de su ciudad. Y mencionó “ciertos tipos de vestimenta, ciertos tipos de actitudes” entre las causas de la brutalidad que ha puesto a Bolivia en el segundo lugar de violencia contra las mujeres en Latinoamérica, después de Haití. Y propuso “entrenarlas desde el colegio como a las japonesas” para que “sepan comportarse en las calles, en los lugares especiales”.
Más allá de la estupidez, la declaración del candidato de marras tuvo la virtud (gracias no sé si a un arranque de honestidad o a una expresión natural de imbecilidad) de poner en evidencia el pensamiento fundamentalista y totalitario prevaleciente en algunos personajes del oficialismo. El mismo que el de los regímenes que obligan a las mujeres a cubrirse el rostro y las castigan si muestran del cuerpo. Y las lapidan, si se casan con hombres de otra religión.
Ese que parecía tan lejano pero que está cada vez más cerca.
Por el absurdo, su planteamiento me hizo imaginar a la Ministra de Comunicación con el rostro cubierto por el velo islámico explicando la posición del Gobierno sobre las cuestiones de género. Sobre todo si tiene en el senado un personaje como el que cree que esa es la solución. Desde su perspectiva, sería interesante conocer, también, a quién atribuye la demora de 15 años en investigar, juzgar y condenar al regente de esa escuela que violó y mató a golpes a una niña de diez años que no tuvo tiempo en vida para aprender la calidad de algunos personajes.
Desde el sentido común, la propuesta de ese candidato explica, aunque no justifica, la estupidez de promulgar una ley que aumenta la pena a los delitos de violación y feminicidio, pero no destina los recursos necesarios para ponerla en práctica, como denunció la diputada Rebeca Delgado. Podrían encontrarlos dejando de sembrar unas cuantas canchas con pasto sintético, tal vez.
Mientras se esclarece si es cierto o no ese video que muestra al verdugo yihaidista decapitando a un periodista norteamericano para enviarle un mensaje a su presidente (¿se acuerdan del degollador de perros en Achacachi?), crucemos los dedos para que ese fundamentalismo no sea realidad entre nosotros, me parece más constructivo al tema que me había propuesto.
La columna estaba originalmente destinada a Líber, que está desde hace tiempo más allá del bien y del mal. A los 95 años bien cumplidos, la bondad de sus ojos pícaros y la sonrisa bonachona parecen decir que a Forti le importan poco los afanes y las estupideces de mucha gente en tiempos de proselitismo. Él, que no paraba nunca de hablar, de hacer análisis, de elucubrar, conspirar y recontar historias, disfruta
hoy de sus recuerdos, casi en absoluto silencio.
Su pasividad es la del hombre que de tanto que ha visto en el camino, nada le parece ya novedad o extraño. Y sin embargo, genio y figura al fin, la sangre se le sube a la cabeza cuando escucha de la política en estos tiempos de cambio. Y bajo la vieja gorra que le cubre la melena blanca aparece otra vez el Líber mordaz, agudo e implacable.
Ese es el recuerdo de mi reunión con él, el martes en Cochabamba, gracias a una reunión íntima que promovió Filemón Escóbar en su casa para agasajarlo, dos días antes de su cumpleaños. “Este viejo es mi amigo desde hace 60 años y ahí está, sigue jodiendo”, comentó ante las diez personas que compartíamos el lechón que dijo haber cocinado él mismo, en el horno de barro.
Fue un encuentro netamente familiar, de viejos amigos. Pero claro, donde están dos hombres de la catadura de Líber y Filipo, imposible que no esté presente también la política. Y en estos tiempos de cambio, imposible que no aparezcan en el diálogo los porqués de los a veces inexplicables saltos políticos, el contubernio de siempre, la falta de sentido común de las dirigencias y las críticas a lo poco y mal que se hace, o lo bueno y bien que se deja de hacer.
Por supuesto, también, del transfugio y la obsecuencia. A contrapelo de lo que se podría suponer, sin embargo, los nombres de las gentes que entraron en esa lista no motivaron sorpresa. Ni siquiera en los casos del ex alcalde potosino defenestrado por el MAS; de la dirigente indígena proyectada a la política por la violencia policial en Chaparina o del dirigente cívico que en el 2008 encabezó la resistencia de los tarijeños a permitir la llegada del presidente a su región.
Bajo un silencio que dice mucho y la sonrisa de benevolencia del Líber, el Filipo resumió, en una sola frase, típica de él, la conclusión de ambos: “habría que sacarlos a patadas a todos esos cojudos”, dijo. Menos mal que Filipo aspira también a representar a Cochabamba en el senado, aunque él con la divisa del Partido Verde.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |