Frente a una alta escasez de productos alimenticios, el presidente Nicolás Maduro ordenó instalar máquinas lectoras de huellas dactilares en las tiendas de alimentos, con el fin de racionar las compras de los venezolanos, y la misma entrará en vigencia a partir del 30 de noviembre en supermercados y centros de abasto del país.
La administración chavista alega que la falta de productos se debe al contrabando a través de sus fronteras, especialmente con Colombia, que costaría al país al menos 40% de los alimentos y medicinas necesarios para satisfacer la demanda interna.
Esta situación fue confirmada por el superintendente nacional de Costos y Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, quien terminó de darle forma a la idea que planteó el miércoles el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Maduro había mencionado que este año presentaría una polémica “Tarjeta de Abastecimiento Seguro” para contabilizar los comestibles que se compran en la red de distribución estatal, levantando las críticas de la oposición que la denunció como el último paso hacia la “cubanización”.
Asimismo, sostienen que el sistema socialista venezolano está a punto de colapsar y que el contrabando y las largas colas para comprar comida son síntomas de una economía que debe alejarse de los controles de cambio y precios que emulan a los establecidos por su aliado, el líder cubano Fidel Castro.