Expertos nadadores salvan vidas en el agua

El instructor Marcelo Gironda, con más de 15 años de experiencia en el SAR-FAB “Illimani”, pudo descubrir que el rescate en lagos y ríos es una de las especialidades que demanda una mayor dedicación, dado que se necesita ser experto en nado y buceo con el objetivo de lograr socorrer vidas o cuerpos en lagos o ríos que existen en el país.

Esta especialidad requiere que los voluntarios desarrollen una capacitación en otras instituciones de las Fuerzas Armadas, como es el caso del Centro de Instrucción de Buceo en Altura (CIBA) de la Armada Boliviana acantonada en Tiquina y Chaguaya, donde se utiliza equipos especializados, sobre todo para el buceo.

Otro de los factores esenciales de esta especialidad es el conocer las corrientes internas, el tipo de oleaje, la temperatura y la presencia de algas o fango en las aguas de lugares visitados por una cantidad elevada de población como es la laguna de Achocalla o las aguas del lago Titicaca, donde frecuentemente se presentan accidentes y donde la mayoría de las personas que saben o no nadar corren el riesgo de morir ahogados.

“Por ejemplo, en Achocalla existen lugares donde hay algas, existen fosas profundas donde un cuerpo puede caer y las condiciones al interior del lago, al ser fangoso, ocasionan que el cuerpo de una persona llegue a ser absorbido por la tierra, sin permitir ninguna posibilidad a que pueda salir a flote. En el caso del Lago Titicaca, desde las condiciones del agua, al ser frías y con mucha corriente interna, permiten que el cuerpo primero sufra de enfriamiento y calambres antes de enredarse con las algas o encontrar un fango profundo de donde no pueda salir”, detalló Gironda.

Para el entrevistado, personas que saben nadar en piscina no deben considerar que pueden nadar en cualquier lago, río, laguna o mar, porque las corrientes internas y la existencia de otros elementos en su interior no son estables como en una piscina, razón por la que recomienda evitar ingresar al agua sin las condiciones de seguridad o la posibilidad de un rescate inmediato.

“En ríos los riesgos son mayores, porque incluso nosotros perdimos a un instructor que pese a su experiencia en nado y rescate, en la localidad de Coroico cuando ingreso a las aguas para rescatar cuerpos, nunca más pudo salir con vida”, recordó.