El presidente Andrés Santa Cruz hizo de Bolivia una potencia económica, política y militar durante su gobierno, acontecimiento incomparable en nuestra historia, pero que fue destruido por una corriente antinacional y colonial que originó, desde entonces, una situación de decadencia que no ha sido contenida hasta el presente.
Lo más notable de ese alto prestigio que tuvo Bolivia en el concierto de las naciones de esa época fue que, en primer lugar, frenó y revirtió una crisis económica que venía desde cien años atrás y que al parecer era incontenible. Esa crisis había empezado hacia el año 1700 y se agravó por el levantamiento de Túpac Katari (1781), la sequía, hambruna y epidemias de los años 1800-1804 y enseguida por la devastación que causó la represión a los movimientos libertarios de 1809 por parte de los ejércitos de España y la Argentina, que asolaron a los pueblos y eliminaron a sus dirigentes con la horca y fusilamientos.
Por si fuera poco, la crisis económica empeoró con la Guerra de los 15 años con la presencia de los ejércitos coloniales, hasta con 15 mil soldados, enviados desde Lima y, enseguida, por medidas financieras aplicadas por los gobiernos de Bolívar y Sucre, que determinaron que en el territorio de la recién creada Bolivia no se registre ningún crecimiento de su producto interno bruto (PIB).
En síntesis, la economía del Alto Perú (Bolivia) casi no existía. Es más, recibió un tiro de gracia con la libre importación de mercancías inglesas y europeas, medida que causó la destrucción total de lo poco que quedaba después de más de cien años de toda clase de formas de devastación. Por esas erróneas medidas, Bolivia se convirtió en mercado de consumo de Inglaterra en vez de España.
Ese gravísimo estado de cosas fue heredado por el gobierno de Andrés Santa Cruz, quien encaró el desastre hasta sacarlo de la profunda postración en la que se encontraba. El autor de la solución de la crisis fue el ministro de Hacienda, José María de Lara, de origen paraguayo, quien puede ser considerado como el constructor del flamante Estado boliviano y, al mismo tiempo, organizador de sus finanzas.
Como resultado de las políticas nacionales y democráticas de ese Gobierno, Bolivia se convirtió en una potencia económica, política y militar, reconocida por todo el mundo, la misma que era objeto de la envidia de ciertos gobiernos vecinos que se empeñaron en destruirla, aunque en otros casos, decidieron anexarse a Bolivia y formar con ella una sola Nación, hecho que empezó a consumarse cuando el presidente Santa Cruz se lanzó al proyecto de la Confederación, plan que hubiese sido imposible si previamente no se organizaran el Estado y sus finanzas para sacar al país de la crisis centenaria (1).
Todo ese proceso que originó el éxito del gobierno de Santa Cruz se encuentra registrado en documentos de la época, a partir del Informe de la economía redactado por el economista José María de Lara, el cual fue la base para la exitosa gestión que realizó durante seis años, cuyo fallecimiento causó que el país ingrese en decadencia y fracase la causa de la Confederación. En todo caso, fue en aquella oportunidad cuando, pese a que no existían organismos económicos internacionales (BM, FMI, CAF, ALBA, Mercosur, etc.), con caminos, grandes ingresos por exportación de materias primas, etc., Bolivia se constituyó en una potencia, como reconocieron gobiernos de Europa y América.
(1) Ver del autor: DE TÚPAC KATARI A EVO MORALES. Plural. 2014.
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