Pese al cuestionamiento y rechazo de las encuestas de opinión por líderes opositores es una realidad que la candidatura de Jorge Tuto Quiroga constituye una pesadilla para la estrategia electoral de alianza Unidad Democrática, pues esta admite que el postulante del Partido Demócrata Cristiano tiene posibilidades de crecer en la preferencia del voto nacional.
Si el PDC crece en las tendencias del voto, lógico, decrecería el porcentaje del postulante de UD.
Como el punto más alto de las encuestas corresponde a la candidatura del Movimiento Al Socialismo, la estrategia de UD nos parece consistiría en atacar y echar la culpa de la negativa proyección del voto para el primero de los no oficialistas, al delfín del PDC.
Atacar al exmandatario y calificar su actual candidatura en ascenso como fruto del apoyo oficial, implícitamente es confesión de que, UD estaría en aprietos.
Desde el seno de Unidad Democrática se dice que “el Gobierno está fortaleciendo a Tuto, lo están promocionando para partir el voto opositor; pero si tuvieran éxito estaríamos con un Tuto con 15 por ciento, pero no es así”.
Esas palabras nos hablan de contradicción en el enfoque analítico que desdice su propia afirmación: “el Gobierno está fortaleciendo a Tuto, lo están promocionando para partir el voto opositor” (sindicación), y luego la negación: “pero si tuvieran éxito estaríamos con un Tuto con 15 por ciento, pero no es así”.
Es decir, de acuerdo a esas palabras que no están fuera de contexto y sí transcritas al pie de la letra, Tuto Quiroga no crece ni llega a un hipotético 15 por ciento porque, en el fondo, así nos lo sugiere el contenido del mensaje, no está apoyado por el oficialismo.
Las tendencias, aunque subjetivas, constituyen patrimonio de la percepción ciudadana, percepción recogida por las encuestadoras y reflejadas por estas en la proyección del voto.
De nada vale que las encuestadoras con su eficiente profesionalismo sean desacreditadas y descalificadas por las candidaturas de oposición, cuando el voto mayor sería para el oficialismo y cada vez, menos favorable para las representaciones no oficialistas.
Pues bien, las tendencias sugieren crecimiento para el postulante del PDC. Esta es la percepción de grandes grupos humanos y no es meritorio, como en el caso que nos ocupa hoy, contaminar al aspirante del PDC con el oficialismo porque, tal calificación en pleno proceso electoral, significa dividir más aún el voto que tambalea para los candidatos cuyo techo, parece desplomarse y por el irrespeto a las antiguas alianzas entre personas y grupos de la oposición.
El aspirante del PDC tiene cuatro semanas para crecer y los demás candidatos de la oposición, otros tantos días, más o menos, para evitar el colapso. Este no se detiene con sindicaciones y cambios de cabalgadura en plena carrera electoral, sino con una oferta real que convenza, razonablemente, al electorado nacional.
(Clovis Díaz)
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