Recuerdos del presente
Hay motivos para sospechar que, quizá por algún prejuicio moral sobreviviente en su conciencia, el presidente Evo Morales no quisiera ser re-reelecto.
A ver. En el curso de pocos días él denuncia, en sus propias palabras y en su peculiar manera de hablar, que este año habrá déficit fiscal debido a los gastos excesivos del G-77.
Y luego dice que el precio de los carburantes en Bolivia es muy bajo, por lo que se hace necesario reajustarlos para que no sean llevados de contrabando al exterior.
Menos mal que hay muy poco seguimiento a las cosas que él dice, pero sería bueno preguntarse qué quiso decir con lo de los gastos del G-77 y por qué pone en peligro sus posibilidades electorales.
Los cálculos más conservadores dicen que sólo en pasajes, viáticos, hoteles y regalos se gastó 60 millones de dólares. Es que fueron tres “cumbres”: una de señoras, otra de jóvenes y la de los presidentes, jefes de estado y ministros.
Esta “denuncia” del presidente tendrá probablemente alguna razón de ser. Quizá está sugiriendo al contralor que haga alguna investigación sobre este despilfarro, investigación que, inevitablemente, lo señalaría a él como el principal responsable.
La grabación en que él admite que utilizó a la ONU y al G-77 para su campaña sale de las esferas nacionales. Esas organizaciones tendrán que decir algo, mejor si públicamente.
El tema de los carburantes lo presentó con el estilo de Diógenes: tenía a su lado a su ministro de Economía y en una reunión de economistas pidió que le ayuden a encontrar “algún economista” para resolver el problema de los subsidios.
El ministro Luis Arce Catacora acusó el impacto y al día siguiente dijo que los subsidios serían reducidos paulatinamente, pero después de las elecciones.
En el fondo estaba quedando claro que el presidente proponía una especie de gasolinazo en pleno proceso electoral.
De los dos temas, el más peligroso es el gasolinazo, como se observó en las apresuradas “aclaraciones” de sus colaboradores. Dijeron que la subvención sería eliminada sin afectar los precios. Olvidaron que el presidente habló de los precios demasiado bajos, mencionando específicamente que una garrafa de GLP cuesta en Bolivia Bs 22,5 y en Perú el equivalente e Bs 130.
¿O estará mostrando su desprecio por la oposición metiendo goles en su propio arco?
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