“El año 2005 Bolivia recibía por concepto de gas… y ahora el 2014 recibe…”. “Santa Cruz recibía por regalías el 2005… y ahora en el 2014 recibe…”. “El municipio de Quillacollo recibía el año 2005… y ahora recibe…”. “Las carreteras asfaltadas en el país eran el 2005 de… kilómetros y ahora tenemos…”. Ese es el tono machucón con que S. E. se dirige al pueblo, desde que, a partir del 2006, se dispararon los precios mundiales de los hidrocarburos y de los minerales de forma antes nunca vista, así como el precio de los granos. Se colmaron de dinero las arcas nacionales que un año atrás estaban desiertas, pobladas por telarañas y chulupis.
Es por eso que siempre hemos afirmado que S.E. piensa que gobernar es cobrar. Que gobernar es gastarse las rentas que percibe el Estado. Él cree que administrar un país es fácil, que sus antecesores fueron incapaces y pícaros al no hacerlo tan bien como él. Porque a S.E., que no se queda a trabajar en el Palacio ni un día completo a la semana, la plata le llueve del cielo para “vivir bien”. ¿Serán sus manes los que le han dado tantos recursos al nuevo Estado Originario y Plurinacional? No sabemos si han sido todos los manes andinos, pero, en todo caso, la Pachamama de Tarija, Santa Cruz y Chuquisaca. Y la Pachamama de los socavones de Oruro y Potosí también.
“Gobernar es poblar” decía el argentino Alberdi. “Gobernar es educar”, decía el chileno Aguirre Cerda. “Gobernar es gastar”, parece pensar, feliz, el plurinacional boliviano. Ahí está la diferencia entre ser un estadista, tener la visión de país, o ser un activista con la doméstica visión del sindicato. Cuando el concepto de nación se reduce a pensar que todo gira en torno a la retención del mando, cuando se cree -o le hacen creer- que mientras los sindicatos estén controlados el país marchará bien y no cesarán los vítores al libertador económico y social, hay que asustarse.
Lamentablemente en Bolivia ya transcurrieron nueve años de ofrendas, halagos, y de anuncios mentirosos en sentido de que antes del 2005 todo era escoria y a partir del 2006 todo es la maravilla. Y claro, como el dinero abunda y no cuesta nada echar mano de los recursos del Estado, la muletilla de que ahora estamos mucho mejor que antes funciona perfectamente. Por lo tanto, más aún en una etapa electoral, ya no sólo es S.E. quien utiliza esa muletilla, sino el “Vice”, los ministros, y sobre todo, los candidatos masistas. Todos los postulantes a la Asamblea, a cual más desinformados, en cuanta entrevista o debate existe, comienzan su discurso con: “antes del 2005 Bolivia exportaba 2 mil millones de dólares y ahora 15 mil millones”. Ese es el libreto general. Y eso no deja de tener impacto en personas que no saben ni les interesa entender que las rentas nacionales, por efecto de los altos precios de las materias primas en todo el mundo, han subido, cinco, ocho o diez veces.
Entonces, cómo S.E. no va a imponer en tiempos electorales el doble aguinaldo, si al Estado no le cuesta pagarlo y los privados tienen que pagar o quebrar. Cómo no van a seguir surgiendo bonos si es la medida popular más exitosa que se pueda conocer en naciones como la nuestra. Cómo no van a estar inundados de publicidad los canales de televisión, las radioemisoras, los periódicos, si todo sale de la cuenta del gas y de nuestros impuestos. Cómo no van a incrementar los sueldos en las entidades más importantes del sector público si quieren asegurarse sufragios. Cómo el ministro de Finanzas no va a ser un superhéroe si no hace sino anunciar triunfos financieros, gráficos que suben hasta el cielo, si todavía los pozos abastecen la demanda de los mercados de Brasil y Argentina.
Pero no existe la misma muletilla en cuestiones de salud, donde a los enfermos se los atiende amontonados en los pasillos de los hospitales. Ahí ya no existen comparaciones con el año 2005. Tampoco en educación, porque los alfabetizados gratuitamente por los venezolanos no aprendieron ni a leer ni menos a escribir. S.E. declaró a Bolivia libre de analfabetismo hace años, para chiste de la gente. ¡Todo un tongo! Dijo S.E. que después de Cuba y algún otro país, Bolivia era la tercera nación sudamericana completamente alfabetizada. Sin embargo, se sabe que hasta en organizaciones sociales afines al gobierno existe un 40% de gente que todavía utiliza la impresión digital en vez de la firma.
Lo que olvida el gobierno es que tampoco se puede comparar la inmensa delincuencia y el gigantesco narcotráfico de hoy con el que había el 2005. Ni el contrabando en gran escala. De eso no se debe hablar. De crímenes, violaciones, y fábricas de cocaína no se debe decir nada. No hay que salirse del libreto. Lo único que importa es gastar mientras se pueda, mientras que el cuero aguante, para que la gente esté contenta y vote por S.E.
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