La noticia de perfil
“Yo quiero que lleguen a nuestro país muchos veedores electorales porque conozco las mañuderías del oficialismo durante nueve años seguidos, pero quiero veedores con dos ojos y no tuertos ni “chojñis” (léase: legañosos)”.
Esa fue la tajante declaración de mi comadritay, la señora Macacha viuda de Racacha a su jefe periodístico, el señor Paulino Huanca, siendo su nombre original Paulovich.
Pregunté a la novel cholita periodista si ya había tendido un puente entre ella y algunos veedores electorales que ya habían arribado a este campo de batalla electoral, donde algunos candidatos ya se habían sacado la mugre y otros habían sacado los trapitos al sol de sus adversarios.
La hábil y diligente reportera cochabambina me respondió: “Ya he establecido contactos con varios veedores extranjeros y tengo algunos indicios de que ya fueron “aceitados” por altas autoridades, lo cual no me extrañó porque la “aceitada” figura como una de las más antiguas tradiciones democráticas desde el Siglo 19. Sin embargo, debo también informarle -mi respetado jefecito- que ya entablé amistad con cuatro veedores extranjeros, debiendo también confesarle que tuve que coquetear con todos, pero no mucho para que no se forjaran ilusiones.
Felicité a mi subordinada y le ordené que me proporcionara mayores datos acerca de los veedores extranjeros a los que –según ella- había cautivado con el vaivén natural de sus polleras.
Habla la cholita de Quillacollo: “Los cuatro veedores electorales me desilusionaron, porque todos eran tuertos y usted ya sabe que si bien siento muchísima piedad por los ciegos siento aversión por los tuertos y siempre le digo a un tuerto “tuerto y m…”, con perdón de la palabra. O sea que los cuatro veedores tuertos me cayeron pésimo. Además, uno de ellos había sido “chojñi” y sus legañas o lagañas me causaron asquitos”.
Después de haber escuchado el informe de mi cholita-reportera y sin dejarme impresionar demasiado por su descripción de los veedores electorales tuertos, recomendé a mi comadritay que diera por terminada su misión periodística con los tuertos y trate de encontrar a otros que tuvieran dos ojos y dos oídos y una lengua cabal para hablar sobre las elecciones que ya se vienen, pues no sólo deben enterarse de aquéllas hablando con personajes del oficialismo sino también con los que sufrimos por nuestro infortunado país, luego de los nueve años primeros del Presidente Vitalicio del Estado Plurinacional y Folclórico.
La cholita periodista seguirá en la búsqueda de algunos veedores electorales con la mirada clara y la conciencia honrada.
¡Adelante cholita-periodista, la victoria es nuestra!
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