El fuerte contenido del “Audio Jimena”, escuchado y leído por la opinión nacional, generó connotaciones de orden jurídico, político, sicológico y social, hasta culminar en la renuncia de Jaime Navarro quien postulaba a un curul de senador en la Asamblea Legislativa.
Fue tan persistente y dura la reacción de organizaciones políticas, centros feministas y de grupos antimachistas, que generó una corriente de opinión pública adversa contra el candidato de Unidad Demócrata, Samuel Doria Medina, y sus aliados concentrados en el oriente boliviano.
La disyuntiva imponía la renuncia inmediata e irrevocable del candidato Jaime Navarro, quien al hacerlo en una conferencia de prensa, admitió que las connotaciones del audio, tocaban la imagen y el perfil de Doria Medina
Al panorama externo, político-social y de género que exigía la dimisión de Navarro se unió la exigencia de tres aliados de Unidad Demócrata: Ernesto Suárez Sattori, aspirante a la vicepresidencia del Estado Plurinacional y los candidatos a la Asamblea Legislativa, Rafael Quispe y Savina Cuéllar.
Ernesto Suárez que primero dijo que era una cobardía pegar a las mujeres, pasó al nivel de la exigencia perentoria al expresar: “Si por mí fuera alejaría a Jaime Navarro del frente político”.
Rafael Quispe, haciendo coro, afirmó: “La permanencia de Navarro afecta la imagen de UD y de Samuel Doria Medina”.
Savina Cuéllar, de Chuquisaca, fue la más exigente: “Tiene que dejar, alejarse del partido, qué ejemplo va dar”.
Samuel Doria Medina guardó silencio pero, las palabras de los tres políticos aliados de UD hablaron por él.
La renuncia de Jaime Navarro es el producto de la presión interna de su partido y del movimiento antimachista y femenino, que ganó las calles influyendo a su vez, en un posible deterioro de la intención del voto contra los candidatos de UD.
(Clovis Díaz)