Hace cinco años, los partidos políticos que terciaron en las elecciones (en particular el oficialista) ofrecieron atender y solucionar grandes problemas del país, como la industrialización de las materias primas, hacer desaparecer la corrupción, mejorar la administración de justicia, evitar la crisis alimentaria y otros aspectos de relativa importancia.
Pasados cinco años se puede considerar que los partidos, en particular el que ganó las elecciones, apenas cumplieron o no cumplieron con lo que habían ofrecido y ahora están ofreciendo lo mismo que dijeron que harían.
En síntesis, se podría decir que estamos en las mismas condiciones y que más bien, en algunos casos, se ha producido un retroceso, presentándose, además, la perspectiva de marchar aún más atrás, a no ser que los ofertantes den un golpe de timón y muestren que en realidad están actuando sinceramente y que de verdad quieren resolver los grandes problemas nacionales.
Pero si mientras hace un lustro las fórmulas políticas que ofrecían aplicar los partidos tenían algo de objetividad, al presente se observa que inclusive ahora carecen de esa cualidad, pues según se observa en diversos documentos y declaraciones de sus representantes, las ofertas han disminuido de calidad y son cada vez más superficiales. En forma más transparente, no hacen la mejor referencia a las causas de las dificultades por las que atraviesa nuestra sociedad y sólo se dedican a proponer la solución de los últimos efectos del incendio que los producen.
En una figura gráfica, en relación con los programas de los partidos políticos para las próximas elecciones, mientras por un lado los partidos echan leña al fuego de la crisis económica y social, por otro corren desesperados detrás de las últimas volutas de humo que produce el incendio, lo cual significa que seguiremos girando en un círculo vicioso de los bloqueos, pobreza, corrupción, bajo nivel de vida, atraso en la producción y toda clase de problemas.
No otra cosa pueden ofertar los partidos en sus anuncios programáticos actuales. Por ejemplo, ofrecen atender normas para eliminar el abuso del alcohol, la drogadicción, el pandillismo y la violencia o bien instalar baños domiciliarios, agua potable, sedes sociales, guarderías y parques infantiles. Asuntos de mínima importancia frente, por ejemplo, a la cuestión agraria, la escasez de alimentos, el alza del costo de vida, el narcotráfico, etc.
Tan pueriles como esos anuncios son los de otro partido que se limita a ofrecer alcantarillado, agua potable y servicio de telecomunicaciones, o bien sólo ofrecer mejorar la producción de trigo, mientras por otra parte se fomenta y se incrementa la producción de coca en amplias regiones del país. Los bonos y rentas como el Juanito Pinto, etc. son buenas medidas, pero no son productivos, ni mucho menos y en realidad se arroja al basurero alrededor de 300 millones de dólares, cuando podrían servir para obras de verdadero sentido social y que produzcan ganancias.
En síntesis, se puede decir que las ofertas partidarias para las elecciones de octubre son aún más infantiles y se alejan muchísimo más del fondo de la realidad nacional, por lo que la ciudadanía tendrá la oportunidad de evaluar en forma correcta por quién va a emitir su voto.
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