A más importaciones, mayor dependencia

Muchas veces hemos comprobado que cuanto más importamos, mayores son nuestras condiciones de dependencia porque parece, en el sentir general, que no tenemos capacidad para producir lo que precisamos y recurrimos a la importación de productos de uso y consumo y, lo más grave, alentamos el contrabando.

Producir lo que se usa y consume es un reto para los países pobres y subdesarrollados; lógicamente que, para lograr ello, hay que tomar previsiones, adoptar políticas que permitan las inversiones y consiguiente producción que, a su vez, genere empleo.

La verdad es que cuanto más importemos, se anulará mucho la capacidad de producción de empresarios, agricultores, campesinos, artesanos de todo oficio y, en general, se anula la iniciativa y posibilidades de emprendimiento de quienes cuentan con la capacidad necesaria y, en casos, hasta con el capital financiero preciso.

En el sentir general de quienes pueden producir, copar el mercado interno y hasta exportar, resulta muy difícil cuando no hay garantías para las inversiones y, menos, cuando no existe respeto por la actividad privada y se la considera capitalista, neoliberal o antinacional, calificativos que crean mayor división en la población, porque la mayoría de las personas no sabe siquiera el significado de esas palabras que tanto daño causan y que dividen a la colectividad boliviana.

Las experiencias son múltiples de personas que han iniciado, con buenas perspectivas, industrias pequeñas de producción, utilizando la materia prima nacional, le han dado valor agregado que las hizo competitivas con las importaciones legales y con el contrabando; lo grave es que la producción ha sido mínima – como un experimento para ver qué pasa –, no alcanzó a cubrir el mercado ni implicó mayor demanda; menos aún, pretender exportar.

La industria mediana y pequeña del país, sea por falta de infraestructura en maquinaria, sea por carencia de planificación y estudios precisos sobre lo que hace o sea por temores y resquemores sobre lo que puede ser la política en el futuro inmediato, no se arriesga, no acepta desafíos y menos planifica actividades futuras. Generalmente, el trabajo es a nivel familiar por el hecho de que contratar personal resulta peligroso por las derivaciones que pudiese haber; lógicamente, la familia cubre lo estrictamente necesario y se siente libre de presiones sindicales u obligaciones que impongan las autoridades.

Es preciso que el gobierno entienda la importancia de no importar lo que podemos y debemos producir; para ello, será preciso adoptar medidas que den confianza al productor y se evite el contrabando, con miras a evitar competencias desleales que sólo nos hace más dependientes.