La negativa a devolver celulares y computadoras que recibieron como “instrumento de trabajo” todos los diputados, los retrata como el colmo del aprovechamiento personal, inclusive con objetos de poco valor. Ante esta situación que no es nueva, la opinión pública se pregunta por qué el Fisco, en realidad, tiene que dotar de elementos tecnológicos a los miembros de la Asamblea Legislativa, como si éstos no percibieran apreciables sueldos. Disponer de estos instrumentos toca a la responsabilidad de cada diputado y senador a fin de cumplir debidamente sus obligaciones provenientes del voto ciudadano. De hecho cada uno de los elegidos debe tener su propia computadora y celular, como los tiene cualquier persona, aunque lo cierto es que las empresas de este servicio se vieron obligadas a enseñarles el uso de dichos adminículos.
Estas líneas llevan necesariamente a recordar que los sueldos y aguinaldos I y II que perciben los asambleístas, difieren sólo en algunos cientos de bolivianos del máximo haber fijado para el Primer Mandatario, fuera de “cartas y espadas” como automóviles, en muchos casos, gasolina, bonos de residencia para los del interior o de alquiler de vivienda, pasajes aéreos gratuitos a sus distritos (no ha trascendido si en cada fin de semana como antes de 2006), además de consecutivos viajes a eventos con pasajes y altos viáticos, en especial para diputados y senadores oficialistas.
Frente a estos privilegios, la huella de calidad parlamentaria y productividad legislativa se hace casi imperceptible. Los interesados alegan haber producido cientos de leyes de implementación de la nueva Constitución, pero es voz general que con excepción de algunas leyes, el enorme resto carece de aplicación por falta de presupuesto y/o reglamentación, prurito sacramental del actual régimen, en contraposición a que las leyes claras y concretas no requieren reglamentación alguna.
Asimismo, se dice que el texto de las leyes se envía enlatado a la Asamblea Nacional desde el Órgano Ejecutivo y son aprobadas a fardo cerrado o alguna vez con escaso debate, característica por la que el pueblo los llama “levanta manos”, signo de aprobación.
En tiempos anteriores, cuando los legisladores percibían dietas por sesión asistida, sólo se les reconocía franquicia telegráfica. Los privilegios actuales de diputados y senadores son, quizá, lo único que realmente ha cambiado a la vuelta de los años. Entretanto, la invitación a devolver computadoras y laptops viene sufriendo largas, por igual entre oficialistas y opositores. En el caso de celulares ha trascendido que se paga Bs. 200 mensuales por cada aparato y de seguro también se cubre Internet. Recibieron al momento cuatro celulares por cabeza y aún esperan el quinto, según el diputado Evaristo Peñaloza (MAS), sin que hubieran devuelto alguno. Alex Orozco (CN) dijo que “no es justo, legal ni pertinente” el reclamo y la senadora Centa Rek afirmó que fue un “abuso” haber hecho devolver los instrumentos en cuestión a los renunciantes para habilitarse como candidatos.
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