Como en tiempos de Caifás

La verdad es que sin salir de mi casa por causa de mi vejez y mis dolencias estoy viviendo la más emocionante de mis aventuras periodísticas en más de sesenta años que llevo escribiendo; y no es por los candidatos que pugnan por el Poder, sino por mi socia periodística y comadritay Macacha, quien es capaz de emocionar al más “kaima” (léase desabrido de nuestros lectores).

Cuando menos lo esperaba me preguntó si alguna vez mi madrecita buena me había chicoteado en mi traserito rosado, contestándole que nunca y preguntándole a continuación cómo se había enterado del color rosado de mi tafanario.

La cholita cochabambina se puso a reír para luego recordarme que ella me colocó varias inyecciones de Pinchaculina para curarme de mis achaques.

Como la conozco a la cholita intuí que su pregunta acerca de los chicotazos en mi traserito no era tan inocente y hablándole como cholitos que somos le dije: “Comadritay, tengo el ‘tinkaso’ (léase la intuición) de que usted quiere revelarme algún hecho político o electoral que tiene algo que ver con los traseros de una parte de la ciudadanía”.

Macacha sorprendida me dijo: “Estoy por creer, compadrituy, que usted es inteligente o que tiene condiciones para brujo, pues el hecho noticioso que quiero comentarle se refiere, precisamente, a la amenaza de chicotazos a los ciudadanos del norte de Potosí que votasen por algún candidato que no fuera Evo Morales, o votaran en forma cruzada”.

Inmediatamente me llevé la mano al tafanario, agradeciendo a Dios no tener que votar en las áreas rurales de nuestro país, donde seguramente sería chicoteado inmisericordemente.

La noticia captada por la cholita periodista me pareció importante para ser conocida y repudiada no sólo por los electores bolivianos sino por los observadores extranjeros y por los veedores tuertos y “chojñis” (léase legañosos) de la Organización de Estados Americanos (OEA), o la organización que fundaron Hugo Chávez, Castro y Evo Morales Aima.

La pícara cholita nacida en Quillacollo volvió a los comienzos de nuestro diálogo, empeñada en saber si yo votaría en contra de la fórmula Morales - García Linera, sabiendo que me azotarían con “quimsa charanis” mostrando mi potito rosado en la Plaza Murillo, a lo que respondí con el valor que me caracteriza que votaré de acuerdo con mis condiciones, no importándome los azotes, porque en nuestras áreas rurales algunos lugareños no tendrán miedo de las amenazas vertidas por un diputado masista de apellido Gallego.

Macacha, que es descendiente de las Heroínas de la Coronilla, me dijo con su habitual valentía: “Yo votaré por los mejores y nadie me azotará o tendrá que hacerlo sobre mis polleras”.