La verdad aunque duela
Según analistas de la conducta humana, independiente de la ideología o credo que asuma y practique el ser humano en su normal y coherente existir, la lógica conductual plantea que sentimental, moral y éticamente, el humano guarda respeto por sus semejantes, con mayor razón cuando los mismos están en un trance de indefensión o minusvalía personal. Aunque hayan tenido graves confrontaciones de cualquier índole, que afecten profundamente las relaciones personales, las personas con arraigados valores y principios humanos tienden a obrar con lo más íntimo de su espiritualidad.
En esas condiciones, los seres humanos de mente sana, aunque no sean letrados o intelectuales, tienen la capacidad de “perdonar” a los que consideran sus enemigos por cualquier contrariedad. Pero cuando actúan con ignominia y alevosía en contra de sus semejantes, agrediéndolos psicológica o físicamente, a sabiendas del daño que causan, esas personas se ganan el calificativo de canallas.
A propósito del tema, en los últimos días la ciudadanía se sintió indignada después de conocer el “audio Jimena”, donde se escucha la conversación de dos actores (el jefe y su empleada), quienes relatan un acápite de la vida real, que involucra a varias personas, con indicios de canalladas. En época de proselitismo, los contrincantes son los más contentos ante ese drama familiar. Por ese motivo, desmenuzando la trama, según mi criterio existirían varios canallas: el agresor (quien protesta contra los canallas y sostiene que nunca agredió a una mujer ni con el pétalo de una rosa), la víctima y su abogado (por negociar el vídeo), el compadre (jefe y señor de la damnificada), uno que otro sicario, el que pagó por el video y los que se empeñan en difundir la grabación reiteradamente (razones tendrán).
A raíz de este hecho vergonzoso, se ve distintas campañas y marchas de protesta por la puesta en vigencia de la “Ley Integral para Garantizar a la Mujer una Vida Libre de Violencia”, que en el artículo 7 detalla 17 tipos de violencia contra la mujer. A cuidarse los bellacos y feminicidas, porque las sanciones son severas, a no ser que sean asambleístas, ministros o policías y tengan protección de los capos.
¿La renuncia de algunos candidatos o las disculpas de los agresores resuelven el problema de los canallas?, no, señores, porque los bribones siempre han existido e hicieron mucho daño a la humanidad, en particular a nuestro pueblo. Recordemos que en los años 50 había un torturador del MNR, comandante de pillos que amedrentaban a la ciudadanía. En 1980 un general sádico no permitía que sus enemigos respiren en su delante, en caso contrario los exterminaba. En 2003 un zorro pícaro asaltó el BCB, sustrajo el dinero de los bolivianos y hoy retoza en Miami. En 2005, el Jefe de Estado y el alto mando militar se dedicaron a comercializar misiles, en la actualidad dicho personaje es plenipotenciario del actual Gobierno. En 2010 un Ministro dirigió el ultraje a las mujeres indígenas y como premio fue nombrado embajador en la ONU.
En esta época de proselitismo, los asesores de marketing político no duermen pensando en las canalladas que pueden ejecutar contra los contrincantes. Como el caso del encarcelamiento en Santa Cruz de la madre de una candidata a la vicepresidencia. No faltan las amenazas de juicios y persecución política a diferentes candidatos opositores.
Como todo vale, hacen recuerdo de que ciertos miserables ordenaron los asesinatos en un hotel de Santa Cruz, a raíz de este hecho se inventó el caso de los “separatistas”; apareció el Fiscal de la muerte, los abogados extorsionadores, y todo un séquito de canallas, sustentando un juicio de nunca acabar. Algo similar ocurre con la “matanza” en Pando y otros crímenes más en otras regiones del país. Se aclara que todas estas miserias son de conocimiento de la Presidencia del Estado en concomitancia con ciertos jefes del Ejecutivo, Legislativo, Órgano de Seguridad del Estado, Fiscalía, Policía…
Cuando un líder opositor rompe su pacto con el actual Gobierno, aduciendo su inocencia en todo acto doloso ocurrido durante su alianza, tiene la sagacidad de “arrastrar” consigo a algunos bellacos afines al oficialismo. Pero en el momento preciso, le clavan la puñalada y retornan a su chiquero con los bolsillos llenos de dólares.
Los bribones siempre mienten al pueblo. En 2002 los neoliberales so pretexto de la “capitalización” de las empresas más rentables de la República, “vendieron acciones” a las transnacionales, cobrando jugosas comisiones monetarias. Para no ser menos, desde el 2006 los socialistas, pregonando la “nacionalización” de las empresas más productivas del Estado, “compraron acciones” de las transnacionales, percibiendo cuantiosos réditos económicos. Mejor no recordar a la Jindal, Cartonbol y otras empresas.
Como la economía está “blindada”, los recursos naturales y el negocio del narcotráfico nunca acabarán, según ellos. El embuste y saqueo continúa, para mantenerse en el poder y seguir acumulando riquezas personales. Compran y regalan sin medida ni clemencia; también compran la conciencia de sus seguidores, los desprotegidos e incautos, y para colmo extorsionan a los empleados públicos hasta transformarlos en azules de bronca.
Ahora que están de moda las oraciones para los miserables, los opositores tendrán que rezar: gloria al padre Hugo, gloria al hijo Evo y gracias al espíritu santo del TSE, para que el 12 de octubre nadie alcance los dos tercios del Legislativo, amén.
El autor es docente universitario.
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