Hugo Vargas Escóbar
La tierra de los Esquivel, Bosque, Pasos Kanki, Villamil, Guachalla y tantos otros estará de fiesta dentro de muy poco. Tierra que en sus entrañas guarda filones de oro, la riqueza de sus bosques, la energía potencial que corre en el torrente de sus caudalosos ríos, la esperanza en la riqueza de sus hidrocarburos, descubiertos en Lliquimuni en Teoponte. Acogerá en este día con fraterno cariño a sus hijos y a los que concurren a celebrar la fiesta religiosa en la paradisiaca Sorata.
La tradicional fiesta de este día, con que se recuerda a su patrono, el Señor de la Columna, cuya fama ha trascendido a los más lejanos confines de la Patria, ha dado lugar en los años posteriores a la afluencia de creyentes y turistas, que traen a su retorno el recuerdo de su estadía.
Años atrás incluía en sus festejos un sinnúmero de actuaciones culturales, artísticas, religiosas y, por qué no decirlo, también paganas y sobre todo deportivas. Comenzaban los festejos el día 5 con la representación de una obra teatral en el teatro Municipal (hoy convertido en garaje), y eventos deportivos de los clubes Lucky Boys y Atlético Sorata, de gran tradición, instituciones que han puesto muy en alto el nombre y el prestigio de Sorata y al que pertenecían los elementos más sobresalientes de la capital. En todas sus actividades participaban jóvenes entusiastas, gente intelectual, artistas, músicos y las hijas del lugar. Hacer memoria de un 14 de septiembre de la época de esos clubes deportivos, es también ocuparse de la vida de aquella población. Hoy muchos de sus miembros, en la madurez de su vida y los más llegando al final de ellas, ante la luz tenue de sus recuerdos añoran a aquella juventud que tantos gratos recuerdos dejara a los pobladores de ese entonces. Al 14 de septiembre seguían días de alegría y de fiesta, y con esta fecha parece que comenzaba la primavera. La suave brisa de su valle trae consigo las canciones de aquellos clubes deportivos y junto al murmullo de sus ríos, laten los corazones al susurro de aquellos estribillos del Club Lucky Boys y el Atlético Sorata, que al escuchar sus versos no se quedaban atrás y respondían:
Deportivo Lucky Boys,/ unión y fraternidad/ gran promesa de Sorata/ para su prosperidad,/ unidos en el deporte/ siempre vamos a estar./ El oro negro haremos brillar/ adelante Lucky Boys.
Del Atlético Sorata,/ defensor fanático soy./ Óyeme morena linda/ no me mires con desprecio,/ tu aliento y tu mirada/ me dan valor para triunfar.
Pasada la Guerra del Chaco, allá por el año 1935, desaparecidos el Club Illampu y Atlético Sorata, nacieron esas instituciones. Quienes asistimos a encuentros de ese entonces y la celebración del 14 de septiembre, no olvidarán el pasado edificante de aquellas agrupaciones que supieron granjearse la simpatía de todos y cuyos tradicionales festejos se los conserva hasta el presente, con el humor de las grandes fiestas, haciendo gala de derroche de entusiasmo y alegría.
La perla del Illampu estará de fiesta con el azul de su cielo, la blancura de sus nieves, el verdor de su valle, el caudal de sus ríos cristalinos; y se confundirán con los ritos y preces del Señor. Los campesinos con sus tradicionales danzas al son de sus zampoñas y tarkas darán el matiz autóctono y los clubes Lucky Boys y Atlético Sorata ya no estarán presentes, pues han pasado a la historia, ya no existen, evocando a quienes aún vivimos pasados tiempos que no volverán.
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