Becas de posgrado en el exterior

El Gobierno otorgará 100 becas de posgrado a los profesionales universitarios graduados con las calificaciones más altas, para cuyo fin dice haber creado un fondo especial. Las becas serán otorgadas para doctorados y maestrías en las principales universidades norteamericanas, siendo requisito indispensable poseer el idioma inglés. Este programa de estudios en el extranjero considera un promedio de inversión per cápita de 120.000 a 150.000 dólares anuales, sin que se conozca hasta el momento si estas plazas abarcarán sólo a los egresados de las universidades públicas o también de las privadas.

Sin duda, se trata de una importante decisión, inexistente hasta ahora, tendente a promover el desarrollo del país, aunque enfocadas concretamente a hidrocarburos e ingeniería de sistemas. Se supone que se trata de un primer paso en un terreno en el cual el país se encuentra rezagado, en momentos en los que el fenómeno de la globalización exige la internacionalización de los estudios, la investigación científica y la revolución tecnológica.

Sin embargo, surge la inquietud acerca de si el proceso de selección de postulantes se someterá a estrictos parámetros de conocimientos o si primará el favoritismo y el aval político, vale decir, favoreciendo a hijos de ministros, diputados o senadores, hijos o allegados de dirigentes de movimientos sociales o de militantes oficialistas, etc., repitiendo antiguos vicios de nuestro medio. De inmediato se insinuaría el fracaso de actuarse de ese modo y su desvirtuación total, si acaso los propósitos del Gobierno son sinceros y confiables. Si los aspirantes tienen la relación indicada, pero demuestran su capacidad, bienvenidos sean. Tampoco sería deseable una discriminación a quienes provengan de los sectores medios de la sociedad, como viene ocurriendo en distintas convocatorias.

Los países competitivos del orbe, líderes en desarrollo y modernidad, someten estas pruebas a estándares altamente idóneos, calificando a los más capaces sin ningún otro miramiento, factor al cual deben su cualificación internacional e indiscutible prestigio. No es raro que encomienden el desarrollo de los concursos respectivos a instituciones privadas e independientes, a fin de que los gobiernos y la influencia política queden a salvo.

El idioma inglés es un valladar bastante común en Latinoamérica. Lo óptimo en estos tiempos es que los bachilleres se desenvuelvan también en la lengua inglesa. Sensiblemente, en el país la enseñanza de idiomas extranjeros es simbólica, mientras el mundo industrial y de intercambio contemporáneo no se conforma con determinada lengua, sino con otras, como el chino mandarín, de gran necesidad comercial actual y de enseñanza obligatoria en muchos países.

La medida gubernamental novedosa aquí, cuenta con aplicación de varios años entre nuestros vecinos. Chile ha venido invirtiendo desde comienzos de la década en pos grado en el exterior y tiene previsto invertir 6.000 millones de dólares para cubrir 6.500 plazas de becarios, monto posiblemente en vigencia al presente. La investigación científica debe correr paralela. Colombia destinaba el 2005 a este rubro $US 150 millones, en 2010 aplicó al mismo $US 500 millones. Concede 500 becas para doctorado, de las cuales 200 tenían como destino el exterior, cifras seguramente incrementadas ahora. Se trata de un constante ponerse al día en ciencia y conocimientos como camino adecuado de competitividad.