Londres.- Líderes políticos y empresas británicas lanzaron ayer en Escocia un contundente y apasionado mensaje contra la independencia de esa región, resaltando sus riesgos y consecuencias, cuando faltan solo ocho días para el referéndum.
Según informe de Efe, ante el avance en los sondeos de la opción independentista, los dirigentes de los tres principales partidos británicos -conservador, laborista y liberaldemócrata- dieron hoy sobre el terreno un último espaldarazo a la campaña por el “no”.
Para ello, el primer ministro británico, David Cameron; el líder laborista, Ed Miliband, y el viceprimer ministro, el liberaldemócrata Nick Clegg, se desplazaron a Escocia tras cancelar su intervención semanal en el turno de preguntas al jefe del Gobierno en la Cámara de los Comunes.
En un discurso en Edimburgo, Cameron rogó a los escoceses que no confundan el referéndum de independencia del día 18 con unas elecciones generales y no emitan un voto de castigo contra el Partido Conservador.
Cameron remarcó que el resultado de la consulta será una decisión que afectará “al próximo siglo, no a los próximos cinco años” y proclamó su devoción por el Reino Unido, un país al que “quiere” más que a su propio partido.
Sobre el polémico asunto de la libra esterlina si Escocia se independiza, Cameron descartó la unión monetaria y alertó sobre los “peligros” que entraña uno de los planes alternativos que baraja el ministro principal y líder independentista escocés, Alex Salmond, de emplear la divisa británica como su moneda, incluso sin el consentimiento de Londres.
“Las instituciones financieras se alejarían rápidamente de Escocia a otras partes del Reino Unido. A Panamá le ocurrió por no ser responsable de su moneda, te puedes quedar sin dinero”, alertó Cameron.
En otro discurso separado, Ed Miliband instó a los escoceses a continuar dentro del Reino Unido “pues juntos somos más fuertes”, al tiempo que remarcó que un voto en contra de la independencia “no es un voto a favor de que no haya cambios”.
El líder laborista tiró de la pasión al recordar que pese a no ser escocés, su padre, Ralph, un judío huido de la Alemania nazi, sirvió junto a los escoceses en Fife durante la II Guerra Mundial y que, por ello, le gustaría poder llevar a sus hijos a ese lugar “mientras sea parte del Reino Unido”.
Por su parte, Nick Clegg optó por resaltar los “enormes riesgos e incertidumbres” que entrañaría una Escocia independiente y alentó, en cambio, a “celebrar” las diferencias existentes entre esa región e Inglaterra sin romper los “vínculos” que las unen.
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