En esta hora decisiva

Los pueblos, no sólo de Latinoamérica sino del mundo, se han propuesto, en todos los tiempos, estrechar los lazos de amistad, de fraternidad y solidaridad, obviando, inclusive, el color de la epidermis, o el idioma, por la consecución de sus reivindicaciones sociales. En este marco han propiciado siempre la paz duradera que les permita intercambiar experiencias e inquietudes en la búsqueda de mejores días. Estos objetivos han marcado, hoy como ayer, el rumbo de sus movilizaciones.

En este contexto tanto el pueblo boliviano como el chileno se complementan. Lo prioritario para ellos es obtener la justicia social al margen de todo chauvinismo nacionalista. Justicia social que haga posible una digna y llevadera subsistencia con pan, con techo y libertad.

Ambos pueblos están llamados, ahora más que nunca, a buscar el entendimiento boliviano - chileno, en la perspectiva de restañar, de común acuerdo, la herida abierta por quienes representaban los intereses oligárquicos, en el Siglo XIX. Están conminados a sugerir y consensuar propuestas que signifiquen alternativas de concordia, sin prestar oídos a las consignas de confrontación política. Deben hacerlo sin apartarse de aquello que creen necesario e imperioso para sus aspiraciones sociales.

Dos pueblos, el boliviano y el chileno, que observan la lealtad y alientan la paz en el Cono Sur, no deben desmarcarse de la historia que motiva la unidad e integración, empero coadyuvando a cerrar el centenario enclaustramiento, cuyos antecedentes son de conocimiento de quienes administran la justicia internacional desde las esferas de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Parte del pueblo chileno son quienes, organizados en 57 sectores sociales, reiteraron su apoyo a la reivindicación marítima boliviana, en abril de 2013, en Santiago (Chile).

Asimismo los representantes de organizaciones laborales, estudiantiles y de otras, que corearon al unísono “Mar para Bolivia”, en la Cumbre Antiimperialista, que sesionó, en Cochabamba, a principios de agosto de 2013.

¿Acaso no fue el pueblo chileno quien reprochó a la señora Michelle Bachelet y al señor Sebastián Piñera la pasada gestión? (Acerca de estos hechos véase EL DIARIO de fecha 29 de mayo de 2013 y de 14 de diciembre del mismo año).

En consecuencia no existe animadversión del pueblo boliviano en contra de su similar chileno por el centenario encierro geográfico, porque éste fue ocasionado por intereses oligárquicos. El pueblo chileno, según refiere la historia, estuvo al margen de todo aquello. Por eso aún se puede creer y confiar en su palabra y en las acciones a favor de nuestro afán de recuperar la salida al Pacífico. Posiblemente este respaldo se reedite más adelante, poniendo en evidencia el espíritu de confraternidad.

En suma: la actitud que asuma el pueblo chileno, en esta hora decisiva, será determinante para la demanda marítima boliviana.