En los últimos años, han proliferado muchos homicidios (no “feminicidios” – véase el diccionario) contra las mujeres. Son muchos los crímenes cometidos por delincuentes que por quitarles sus pertenencias o por no satisfacer sus demandas, por instintos depravados o por venganzas e inquinas personales, han sido torturadas y asesinadas. Son homicidios que rara vez se los sanciona ejemplarmente porque más se tarda en las diligencias de policía judicial y de fiscales y jueces; entretanto, los criminales guardan detención preventiva y no han faltado quienes han burlado la vigilancia policial y han huido.
Mucho se denuncia maltrato -verbal o con golpizas- por parte de hombres cobardes, a quienes son enamoradas, novias o esposas, maltratos que, además, se propina a los niños que viven en el mismo hogar. En la mayoría de los casos, no se denuncian estos hechos criminales y pasan al olvido hasta que son repetidos por los mismos autores.
Hay intención en algunas organizaciones para “crear instituciones que velen por los derechos de la mujer”. ¿Será posible que alguna nueva entidad o institución remedie una situación de machismo que data de mucho tiempo? ¿Es que cambiar las leyes que prohíben abusos, venganzas, asesinatos y atropello de toda laya contra hombres, mujeres y niños, por simples nuevas organizaciones no dará resultado alguno porque quien tiene tendencia al abuso, a la violencia, a golpear inmisericordemente a la mujer repetirá sus “hazañas” con vieja o antigua disposición que lo prohíba?
Lo importante, en todo caso, es adoptar medidas que preserven a las mujeres, a los niños y a los ancianos de abusos y actitudes de violencia por parte de quienes no tienen respeto ni consideración por ellos y, en cuanta ocasión se les presenta, obran conforme a sus instintos hasta cometer los peores delitos o hechos de sangre.
Corresponde, en todo caso, que la educación que se imparte en los hogares, las escuelas, colegios y universidades contenga materias sobre derechos humanos y urgencia de preservar la seguridad, integridad y vida de las mujeres. Es importante que los casos descubiertos sean sancionados severamente y, si posible, mediante juicios sumarios; de otro modo, la propia retardación judicial es una especie de garantía para que se sucedan indefinidamente estos actos de cobardía y criminalidad.
Quienes cometen actos delictivos contra las mujeres olvidan que proceden de una madre que es mujer, amaron a una mujer que es madre de sus hijos, afincan su tranquilidad, seguridad y vida en la mujer que es esposa, madre, hermana, compañera, amiga. Cada quien, en conciencia, debe asumir el papel de consideración, respeto y amor por la mujer porque ella es razón de ser del hombre, es, de todas maneras, una parte de Dios porque da vida, forma a los hijos y los preserva de todo mal.
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