Coronel acusado de homicidio culposo cobró seguro por vagoneta protagonista del hecho

“Casi me caigo de espaldas cuando me entero que su movilidad estaba asegurada, le han cancelado toda su movilidad en el seguro”, aseveró Oswaldo Rojas, abogado de Alicia Organivia, madre del cadete Luis Steer Organivia (16), quien perdió la vida junto al conscripto Alan Álvarez (18), ambos del Liceo Militar de Sucre, el 19 de noviembre de 2013 durante la crecida del río Quirpinchaca, a donde ingresaron por el pedido de auxilio del coronel José Antonio Campero.

Campero ahora imparte justicia como Vocal de la Sala de Apelaciones y Consultas del Tribunal Supremo de Justicia Militar (TSJM) y postulante al grado de General.

La pasada semana la madre del cadete se hizo presente en oficinas del Defensor del Pueblo donde denunciaron la retardación de justica y cuestionaron la moral de Campero ya que sería el responsable de la muerte de los dos jóvenes militares, como lo muestran las imágenes de ese día captadas por el canal estatal, donde se observa cómo el coronel logra salvar su vehículo con sogas pero deja a su suerte a Steer y Alvarez cuando el caudal del rio los arrastra, luego de que ingresaran al turbulento caudal para auxiliar a Campero ante su pedido de “ayude soldado, ayude”.

Rojas reveló que una empresa aseguradora reintegró al ahora vocal del TSJM, Campero, el costo del vehículo que no perdió en la riada.

Hasta la fecha, el TSJM no ha atendido las consultas al respecto hechas por nuestro medio, cumpliendo con su trabajo de contar con la contra parte, pero no existe respuesta, tomando en cuenta que Rojas ha puesto en duda la legalidad de las resoluciones emitidas por este coronel.

El código de Organización Judicial Militar, en su artículo 85, estipula que es un impedimento para ejercer el cargo de Vocal el tener procesos pendientes, y siendo que se violo la norma militar se está a la espera de saber si el proceso disciplinario alcanzara solo a Campero por haber omitido esta información o los responsables de su posesión ignoraron su propio código.