El candidato de Unidad Demócrata, Samuel Doria Medina, en el contexto de su campaña electoral, no pudo ingresar al cuartel de la Fuerza Aérea de Bolivia situada en El Alto, para “visitar” a dos detenidos, según agencias noticiosas, por haber demandado la descolonización de las Fuerzas Armadas.
Después del fuerte portazo de la guardia de la FAB, refiriéndose a un hipotético futuro, el candidato dijo: “Hemos venido a decirles que no están solos, que muchos bolivianos están pensando en su lucha, que los apoyamos y que pronto van a cambiar las cosas en nuestro país, que pronto se van a respetar los derechos de todas las personas en las instituciones del Estado”.
Las declaraciones políticas del postulante al Palacio de Gobierno, independiente de los detenidos, sugieren inminente cambio de timón y en el que, las instituciones del Estado hincarán rodilla en tierra ante la nueva autoridad.
¿Es posible “descolonizar” a las Fuerzas Armadas? ¿Es posible descolonizar a los propios candidatos? La vida no alcanzaría para ello. Sin embargo, al cuestionar la justicia militar; al apoyar la insubordinación, candidatos y corrientes similares están dañando a la única organización militar, me refiero a las FFAA en su conjunto, capaz de mantener la Independencia de Bolivia.
Llama la atención, que no sólo los candidatos de la oposición y en algunas situaciones del oficialismo enfilen contra la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas y del mando vertical, necesario, existente en esta institución desde antes de la creación de Bolivia. Es innegable que las montoneras, guerrillas y republiquetas fueron el embrión histórico que dio vida primero al Ejército y luego a las dos otras armas: Armada y Aérea.
Si la corriente descolonizadora y en ocasiones, oportunista, censura so excusa de la defensa de los derechos humanos, la validez y permanencia de las Fuerzas Armadas, en el fondo, atenta contra la seguridad nacional, contra la soberanía nacional y contra la vida misma de la institución armada.
Con absoluta seguridad, las Fuerzas Armadas de los Estados vecinos inamistosos baten palmas y nada raro que, además, incentiven con sus operaciones sicológicas, el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas de Bolivia y ¿qué mejor, que esa táctica internacional, sea bienvenida y coreada por muchos bolivianos que buscan votos, sin enfocar el respeto principal a la única institución que en caso de violencia extrema, salvará a la Patria?
Cerrar las puertas de las Fuerzas Armadas, cuando ellas consideren oportuno, es un derecho constitucional que está encima de la coyuntura política, exista o no colonización.(Clovis Díaz)
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