Un grupo internacional de científicos descubrió, a partir de un fósil gigante hallado en el desierto del Sahara, que el Spinosaurus aegyptiacus, el mayor depredador del Cretácico, sabía nadar.
Según el estudio publicado en la revista Science, el esqueleto del Spinosaurus, un carnívoro mayor que el Tiranosaurius Rex, presenta “adaptaciones únicas” para desenvolverse tanto en el entorno terrestre como en el acuático.
Los científicos, liderados por el paleontólogo de la Universidad de Chicago Nizar Ibrahim, describieron el espécimen como el primero capaz de vivir y cazar en el agua gracias a unas extremidades relativamente pequeñas, mandíbula estrecha y alargada.
Así, podía retraer sus fosas nasales hasta disponerlas sobre la cabeza para respirar semisumergido. Además, tenía patas planas, posiblemente palmeadas, que lo ayudaban a propulsarse en el agua.