¡Qué pena!

Santa Cruz es una tierra que siempre me ha fascinado, por su empuje económico, la calidad humana de su gente, pero sobre todo por esa combinación de bosques que rodeaban la ciudad y que al descender en los vuelos desde el interior, uno podía apreciar esa masa boscosa, que se iba perdiendo por el impulso de la agricultura y la ganadería.

La Santa Cruz de la Sierra que yo empecé a conocer a partir de 1959, con visitas anuales cada vacación de fin de año, durante mis estudios universitarios, me mostraron una ciudad cambiante, donde empezaron a desaparecer las pequeñas casas de un piso, techos de teja con cactus que crecían sobre ellos, corredores donde la gente disfrutaba de la siesta en hamacas amarradas a los horcones de las casas, bajo el fresco que le daban esos corredores, puertas hacia la calle que se abrían desde la mitad, para igualmente dejar penetrar brisas refrescantes.

Hace unos días después de un par de años retorné a Santa Cruz, tome un asiento al lado de la ventanilla que me permitieron observar los cambios sufridos por esta tierra, por ese impulso frenético para recibir miles de migrantes “collas” que se ven obligados a migrar por el deterioro de las tierras andinas, por la falta de empleo y por el mejor futuro que implica el migrar al oriente boliviano.

El paisaje que contemplé me dejó realmente apenado, evidentemente se ve amplias extensiones cultivadas, otras con praderas cultivadas o naturales, y muy poco bosque. En algunos sectores se observa líneas de árboles que deben ser producto de ese esfuerzo de tener barreras cortavientos, pero son pocas.

Los bosques que bordeaban los ríos que surcan este territorio, virtualmente inexistentes, lo cual sin duda ha contribuido a agravar el daño por las inundaciones.

Datos recientes de la Autoridad de Bosques (ABT) informan que nuestro país ha perdido hasta el 2011 5,6 millones de Has. y que durante 2011 y 2012 un promedio de 180.000 Has. anuales. A su vez investigaciones de la FAN Bolivia, señalan que entre 2000 y 2010, Bolivia perdió 1.820.000 Has, de las cuales 1.388.900 Has corresponden a Santa Cruz.

En el recorrido del aeropuerto a la ciudad se observa el afán por incrementar el cemento, muros que dividen extensos lotes, uno no sabe para qué, no se ha dejado franjas verdes entre ellos. La ampliación de la doble vía hacia el norte está dejando una franja angostísima, donde las hermosas palmeras que había en ellas van desapareciendo, enormes ramplas que se construye para facilitar los cruces de los “anillos” están destruyendo completamente la vegetación.

La ciudad que antes combinaba viviendas modestas con amplios espacios verdes, deja poco espacio a esos bellos arboles floridos que existían en el pasado. Muchas de las principales avenidas que antes tenían espacios amplios para árboles en la franja central, se van agostando o simplemente desapareciendo.

Sería deseable que el municipio, con un alcalde tan apreciado como es Percy, pese a sus extravagancias, y la gobernación que tiene marcada autoridad, se sienten a repensar para lograr una ciudad más acogedora, para recuperar este espacio urbano que dispone de árboles y flores de hermosas formas y colores. La calidad de vida supone vivir en armonía con el medio ambiente.