Según informaciones del Ministro de Economía en febrero pasado, el déficit fiscal de la presente gestión será de 960 millones de dólares (Bs. 67 mil millones) (EL DIARIO 6/II/2014), una cifra astronómica que, por los hechos producidos en los últimos meses con gastos dispendiosos que el país nunca debió tener, confirman plenamente la cifra y, además, comprometen seriamente el futuro del país.
Por principio, y desde siempre, año tras año los gobiernos han decidido cargar a la cuenta del déficit fiscal las grandes y graves diferencias entre ingresos y egresos; en otras palabras, los ingresos son siempre menores a los egresos que son mayores y que se convierten en déficit indebido para el país porque implica, de hecho, acrecentar la deuda interna que, a la fecha, suman muchos miles de millones de dólares.
De febrero a esta parte, han sido muchos los gastos en que ha incurrido el gobierno: uno de ellos es la reunión del G-77 acompañado de reuniones internacionales de mujeres y jóvenes, todo por cuenta del Estado boliviano, como ser pasajes, hoteles, gastos de alimentación, viáticos, regalos y otros. Se tuvo que pagar 1.045 millones de dólares a la Pan American Energy; el caso Jindal que implica 22.5 millones de dólares; hay deudas con España e Inglaterra y otras que deben ser cubiertas y que, seguramente, aumentarán los montos del déficit fiscal de la presente gestión.
El anunciado déficit fiscal de 960 millones de dólares estaría “consignado en el reciente programa fiscal-financiero que fue suscrito el 27 de enero pasado entre el titular de esta cartera de Estado (Economía) y el presidente del Banco Central”. El monto representa el 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto (importe de todos los bienes que produce el país en un año). Hay informaciones optimistas que aseguran que puede bajar; pero, en general, llegue a la suma que fuere, el déficit de la presente gestión afecta gravemente al país, especialmente porque contribuye seriamente a elevar la inflación.
Para la comunidad nacional es muy extraño que habiendo reservas superiores a los 14 mil millones de dólares, el país tenga que recurrir a préstamos y a cargar los montos del déficit fiscal. El pasado año se colocó “bonos soberanos” en dos oportunidades, cada uno de 500 millones de dólares y en diciembre se pagó la primera partida de intereses, por 25 millones de dólares. ¿En qué queda el hecho de contar con una “economía soldada”; es decir de plena bonanza en el país?
El déficit fiscal de 960 millones de dólares es grave y, aunque se logre disminuirlo, su peso gravitará seriamente en la economía nacional. Este tipo de medidas no son convenientes y son pasos que demuestran una mala administración de la economía. Podría ser reducido si se disminuyen radicalmente los excesivos gastos del Gobierno central y, sobre todo, los gastos dispendiosos e inútiles.
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