La caída vertical de la economía de Venezuela y de Argentina y el inusitado tránsito de la preferencia del voto en próximas elecciones en Brasil configuran una nueva readecuación política en el seno de la Alianza Bolivariana (ALBA).
En plano ascendente es perceptible la influencia boliviana en áreas de América Latina, incluso ajenas a la denominada Alianza cuyos integrantes son Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador y Cuba, principalmente.
La ingobernabilidad y el descalabro económico van juntos tanto en Venezuela como en Argentina; fenómeno que se expresa de inmediato en el ámbito político. Venezuela, gobernada por Nicolás Maduro, enfrenta no sólo el crecimiento de varios líderes de oposición; también la economía toca fondo a tal punto, que el gobierno recurre a decretos de emergencia, para contener la inflación, la escasez de alimentos y el descontento de la sociedad venezolana.
En Argentina ocurre algo parecido. Las condiciones económicas y sociales impactan en el ciudadano argentino y negativamente en la gestión de Cristina Fernández Kirchner, mientras que en Brasil, nación más cercana a las instituciones del Cono Sur que a la alianza ALBA, el deterioro de la imagen de la presidenta Dilma Rousseff, es vertiginosa y que no sea reelecta.
Venezuela, Argentina, Ecuador y Brasil tienen algo de común: un populismo en ciernes y cierto asomo de ingobernabilidad, elementos que nos remiten al deterioro y desconfianza en estos regímenes.
Frente a la caída de imagen de los mandatarios de ALBA, Evo Morales es una excepción. Primero porque su reelección es casi cierta; segundo, porque el factor económico aún permite confianza en la moneda nacional; tercero, el empresariado privado y la clase media parece apoyar su candidatura, como la más viable ante la miopía de la oposición.
Si antes fue Venezuela el alma de ALBA , hoy Bolivia y su gobierno asumen un mejor perfil en esta readecuación política, que marca, además, la posible ampliación de relaciones bilaterales bolivianas con Estados Unidos y Chile.
En prognosis, Evo Morales, cuya campaña está en todos los sectores sociales; que las encuestas de opinión le dan como ganador en las elecciones y que ha encandilado a los empresarios privados con la inmediata industrialización de Bolivia, parece situarse en un puesto mucho más arriba y hasta diferente de los demás países que comulgan con el ALBA. Esta sería la readecuación de ALBA y tal vez, el principio del fin de este proyecto. (Clovis Díaz) (clovisdiazf@gmail.com
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