Ignoramos si ingenuamente o por intereses políticos subalternos, algunos dirigentes de la COB están desnaturalizando los principios y los compromisos de aquella significativa trinchera de lucha de los trabajadores manuales e intelectuales que surgió de la Revolución del 9 de Abril de 1952, un 17 de abril de aquel año histórico para las reivindicaciones populares.
Alentados por el legado de servicio a los trabajadores que dictó Germán Busch y las iniciativas frustradas de Gualberto Villarroel con el primer Congreso de Trabajadores Campesinos, los sindicatos y las organizaciones populares con líderes identificados con sus necesidades, dieron fortaleza a este instrumento por la defensa de los derechos laborales.
A las ventajas ofrecidas por los gobiernos de turno para alcanzar la obsecuencia de los dirigentes de la COB, nada de aquello fue posible lograr dada la formación clasista, la ética de conducta sindical y la dignidad que sus dirigentes mostraron con valentía en todo su accionar. Allí estuvieron Simón Reyes, Víctor López, Oscar Salas, Edgar Ramírez, Milton Gómez y otros destacados sindicalistas que frustraron todo intento por torcer su convicción y su independencia de toda presión política.
La COB según su estructura orgánica resulta siendo el centro neurálgico de un crecido número de organizaciones laborales que se extienden en todo el país. Su Ampliado Nacional está integrado por 10 organizaciones obreras, 3 de tipo indígena-campesino y 31 organizaciones de clase media, lo que quiere decir que ninguna dirección cobista puede adoptar resoluciones que comprometan su identidad sin antes consultar a las organizaciones de base.
El Inc. d) del Art. 40 de su Carta Orgánica señala: “Independencia política de clase. La COB no tiene, ni puede tener filiación política partidista determinada”. En cuanto a sus “Deberes y Obligaciones”, el Inc. d) puntualiza: “Abstenerse de realizar o aceptar instrucciones, tareas o trabajos de cualquier organismo o autoridad ajena a la COB, utilizando su condición de dirigente…”. El Inc. H) señala: “Excusarse de intervenir en todo acto en los que su actuación pueda originar interpretación de parcialización”.
Si los actuales dirigentes tienen formación clasista y practican la conducta de sus antecesores que dieron a la COB personalidad, fuerte consistencia de su estructura orgánica y fortaleza para generar demandas de respeto a los derechos laborales, no es posible que ahora se quiera transformar a la COB en una célula partidista en medio del laberinto de mezquinos intereses políticos. Su primer deber es recoger el ejemplo de sus antecesores, respetar la pluralidad de las organizaciones de base, su forma de pensar como inalienable derecho democrático y en su caso, no disponer de su voto de forma arbitraria, ya que lo contrario sería tratar de imponer una dictadura sindical no apropiada ante los DDHH.
Si bien la Tesis de Pulacayo de 1946 y la Tesis de Colquiri ya no están vigentes por el devenir del tiempo y la dialéctica de la historia, a los actuales dirigentes de la COB les corresponde interpretar con diligencia las crudas realidades que golpean a los sectores indígena-campesinos, a los sectores obreros y a la clase media laboral, los cuales se debaten en la miseria de las áreas rurales y la pobreza en las ciudades, por falta de compromisos contraídos en las áreas rurales y ausencia de empleo masivo y bajos salarios en las ciudades. A su responsabilidad toca bajar a las bases para conocer sus derechos ante la indiferencia de los gobiernos de turno. Elaborar propuestas y abrir debates para reclamar a las esferas oficiales y empresariales una visión más objetiva de la importancia que tienen las inversiones privadas nacionales y extranjeras para crear estructuras productivas o sea, alcanzar la cadena de ventajas que se puede lograr mediante la concertación entre el Estado, el capital y los trabajadores.
Los actuales dirigentes de la COB tienen que reflexionar en cuanto a las dádivas oficialistas que mellan su dignidad y su responsabilidad de hacer respetar los derechos laborales, muchos de los cuales han estado y están siendo vulnerados por las esferas de gobierno.
Constituye una burla el que el presidente Morales haya fijado el 24 de octubre para atender a los jubilados. ¿Tiene asegurada la Presidencia del Estado si aún no se han realizado las elecciones generales fijadas para el 12 de octubre? Lamentablemente, con actitud rayana en la ingenuidad, el Strio. Ejecutivo de la COB se ha adherido plenamente a este anuncio. Igualmente la actual dirigencia de la COB no ha hecho oposición alguna para que el SIGMA, dependiente del Ministerio de Economía, arbitrariamente asuma la fiscalización de los recursos económicos de las cajas sectoriales de salud, que son propiedad particular de fabriles, trabajadores de comercio, jubilados y otros sectores laborales, pese al comunicado de la COB publicado en EL DIARIO en fecha 27/2/2011 y otros hechos públicos con anterioridad.
La Confederación Nacional de Jubilados y Rentistas de Bolivia ha hecho abandono, momentáneo, de la COB y ha desconocido a su Strio. Ejecutivo. Es de esperar que otras organizaciones sindicales no hagan lo mismo por irrespeto a su forma de pensar y actuar. Todavía es tiempo de corregir errores. Ojalá que no se llegue hasta los niveles de desconfianza en el actuar de los dirigentes de la COB y que mañana no se diga que también ellos resultaron siendo sepultureros de ese valioso y heroico instrumento de lucha de los trabajadores y de las organizaciones populares.
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