Homenajean a Raúl G. Prada

El Museo Nacional de Arte (MNA) y el Centro Pedagógico y Cultural Simón I. Patiño presentan la muestra de retrospectiva en homenaje al artista cochabambino Raúl G. Prada denominada “En el Umbral del Arte Moderno”.

La muestra, que fue presentada inicialmente el mes de julio en el Centro de exposiciones del Palacio Portales en la ciudad de Cochabamba, será presentada a partir del día miércoles 1 de octubre en las Salas Temporales del MNA.

La exposición atañe 90 obras que la familia del artista ha conseguido agrupar de varias instituciones y colecciones particulares que proporcionaron las pinturas para hacer posible el homenaje.

José Bedoya, curador del MNA, declaró:

“Hablar de la obra de Raúl G. Prada, es referirse al momento en el que los ojos de los artistas bolivianos abandonaban el academicismo neoclásico y el romanticismo del siglo XIX. La literatura, la pintura y la música tornaron su mirada a los elementos propios de las culturas americanas, lo indígena y el paisaje representaban el sentimiento de aprecio por lo propio, la expresión pictórica incorporaba toda la impronta del realismo y del impresionismo. No es casual que sea en ese momento en el que Prada, que compartía con Avelino Nogales, su único maestro, sus inquietudes artísticas, afrontara la representación del paisaje, del valle cochabambino, en una población íntimamente ligada a la producción agrícola. Esta manera de mostrar el paisaje y la vegetación del valle generó una corriente que caracteriza a la pintura cochabambina hasta hoy y que ha  logrado la identificación de los habitantes de su región”.

Por otra parte se puede decir, según el experto, que Guzmán de Rojas y Raúl G. Prada se constituyen en las figuras que cruzan el portal hacia  la pintura moderna en Bolivia.

“Sus vidas estuvieron íntimamente relacionadas. Al nacer con el siglo XX participaron en la docencia y dirección de las academias de arte que se crearon a partir de 1926, Guzmán en La Paz y Prada en Cochabamba y La Paz, formando gran parte de los artistas que constituyeron las generaciones, que dieron notoriedad internacional a la plástica boliviana. Ambos  recorrieron juntos los acontecimientos más importantes de la primera mitad del siglo, fueron invitados a conocer y pintar las  redescubiertas ruinas de Machu Picchu en el Perú, de las cuales dejaron un gran testimonio en su obra, fueron enviados como cronistas al frente de batalla durante la Guerra del Chaco, en la que retrataron sin concesiones el dolor y la desesperanza de una juventud llevada a morir en condiciones insalubres, en un territorio en que la falta de agua y las temperaturas extremas diezmaron un ejército sin fuentes de abastecimiento cercanas, ni comunicaciones adecuadas.