La colectividad boliviana, por principio y tradición, es ingenua y cree, en todo tiempo, que quienes poseen poder político, económico y social, cuando estén en el gobierno de la nación cumplirán sus promesas. Estas creencias dan lugar a que se piense que “todo será hecho en realidad” y que no habrá una inmersión en el pozo profundo de las promesas y planes de difícil cumplimiento porque no existen ni la voluntad ni los medios financieros.
Hay, a no dudarlo, contradicciones serias en las políticas del Gobierno y, por ejemplo, baste citar pocos casos: no hay atención debida a las personas de la tercera edad que conforman el sector pasivo y no se les quiere aumentar algo en las paupérrimas pensiones que perciben; sin embargo, el Gobierno decidió rebajar la edad para nuevos jubilados. ¿Qué significa ello? ¿Es que habrá suficiente dinero para nuevos rentistas y no hay para antiguas generaciones?
Otro ejemplo aún más patético: el Gobierno se complace, cada vez con mayor vehemencia, por contar con mucho dinero, señala que el país cuenta con inmensas fortunas como ahorro, que todos tienen mejores condiciones de vida, que los niveles de pobreza han bajado sustancialmente; sin embargo, autoriza que niños trabajen desde los 10 años. Si hay tanta bonanza, ¿cómo se puede concebir que niños desde los 10 años trabajen?
“Hay reservas cuantiosas y como nunca en la historia” es la cantaleta de todos los días; sin embargo, el Gobierno contrae préstamos, como es el caso de los “bonos soberanos” con altos intereses y rechaza los ofrecidos por el Banco Mundial con bajos intereses y plazos largos. Por otra parte, consolida la situación financiera de los bancos y organizaciones de ahorro y préstamo con la fijación de intereses que se dice han sido rebajados, sin embargo permanecen altos y el acceso a un crédito implica “garantizar ese préstamo con propiedades o tenencia de mucho dinero”. ¿En qué queda todo? El que se presta lo hace porque no tiene; los bancos, que nunca pierden, señalan miles de millones de ganancias en una gestión y, sin embargo, se dice que “están en preocupante situación”.
Hay mucho dinero, si bien se construye carreteras hasta con doble vía; sin embargo, se deja expeditas vías como la llamada “carretera de la muerte”, y los senderos existentes en Los Yungas y que causan la muerte de centenares de personas cada año, por la estrechez y malas condiciones de los caminos. En tantos gobiernos que han pasado por el poder nada se pudo hacer por cambiar esta situación; la razón de ello siempre ha sido la carencia de dinero. Ahora, el país cuenta con reservas e ingresos fuertes por las ventas de gas debido a los precios internacionales, pero no se puede construir una buena carretera a Los Yungas y otras pequeñas para interconectar las diferentes poblaciones de esa región.
En fin, hay mucha contradicción en todo lo que se anuncia y hace; pero, ¿se habrán dado cuenta nuestras autoridades de estas situaciones anómalas que perjudican gravemente al país?
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