De a poco van desapareciendo en la ciudad de La Paz las construcciones patrimoniales protegidas por normas municipales, sin embargo los propietarios de estos bienes inmuebles se dan modos para realizar nuevas edificaciones, dejando tan solo la fachada caso contrario destruirlo totalmente.
“Hay muchos casos donde los dueños destruyen estos bienes por conveniencia económica, política.Por ejemplo en Sucre provocaban incendios para deshacerse del bien inmueble y al amanecer solamente se podía observar cenizas y luego construían uno nuevo, esto se hace de manera deliberada. Al final sacamos en esa oportunidad una resolución en sentido de que se autorizaba la nueva construcción de acuerdo al terreno que se había perdido, destrozado o incendiado, esto fue un santo remedio”, comienza a exponer así el arquitecto Jimmy Ledezma, experto en restauración de patrimonio arquitectónico.
“Creo que hay que ver alternativas para poder frenar la destrucción de los bienes patrimoniales de una ciudad, por ejemplo en el centro de la ciudad de La Paz y en el mismo Palacio de Gobierno (en la esquina Potosí y Ayacucho) destruyeron la cubierta, ventanas, puertas. Hace poco tiraron las paredes e hicieron tabla rasa y solo quedo un terreno. Dónde fue a parar el portón de piedra de 1700 años, que es una joya en material de la Colonia. Las precipitaciones pluviales también hicieron su trabajo en los interiores, produciendo el desplome de la casa como si fuese algo natural¨, afirma.
SE PIERDE LA MEMORIA E IDENTIDAD DE UN PAÍS
Plantea conformar un “concejo de un plan regulador”, donde un equipo de profesionales evalúe y controle los bienes patrimoniales y hacer que algunos ciudadanos, autoridades políticas asuman conciencia de que es mejor restaurar que destruir, porque se va perdiendo la memoria e identidad de nuestra ciudad.
“Nuestra ciudad tuvo épocas de bonanza, pobreza, guerra, revoluciones y dentro de este eclecticismo, están esas obras que son de los protagonistas de una época e incluso las universidades se interesan en estudiarlas.
MANTENER UN PATRIMONIO
“Estas son herencias que asumen los hijos, nietos, pero si no asimilan el valor de esa casa, también se pierde la identidad de una región al no querer mantener la historia de una familia, ven la vía más fácil destruirla o construir un bloque de departamentos que efectivamente puede asegurarla economía, pero hay familias que luchan por preservar el bien inmueble; lo restauran y es una verdadera mina de oro a futuro, como podemos observar muchas casas en el centro de la ciudad, que son todo un complejo turístico”, dice.
INTERVENCIONES
Señala como buenos ejemplos el hostal Naira, en la Sagárnaga, La Casona en la Mariscal Santa Cruz, otra en la Santa Cruz y la Brujas, que son “verdaderos complejos turísticos”.
DESTRUYEN MAÑOSAMENTE
“Tenemos un otro ejemplo muy claro, la Casa Rosa Agramont, que es una casa bellísima de la época colonial, que depende de la Cancillería y esto podría habilitarse para escuela, pero al parecer están esperando que se termine de destruir y las últimas noticias es que está ingresando agua por los techos y está afectando a los interiores, lo que quiere decir que están esperando que se destruya al igual que el edificio de la Potosí, donde quieren construir oficinas. Estas nuevas generaciones de políticos no valoran las obras arquitectónicas, no les interesa destruir y de esa manera se pierde la memoria de la ciudad”, critica.
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