Por: José E. Pradel B.
Primera misión diplomática boliviana en Rusia y Alemania 1
La historiografía actual que estudia las relaciones internacionales de Bolivia, describe que el establecimiento de relaciones diplomáticas entre nuestro país y Rusia, datan desde el 18 de abril de 1945 2, cuando mediante un intercambio de notas acontecido en Washington D. C., Bolivia y la extinta U. R. S. S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), tuvieron un acercamiento diplomático. Sin embargo, no fue así ya que el origen de las relaciones fueron iniciadas a fines del siglo XIX, cuando Bolivia acreditó como E. E. y Ministro Plenipotenciario al Príncipe de La Glorieta don Francisco de Argandoña, ante la corte de Nicolás II.
Sobre Francisco de Argandoña es necesario mencionar, que todavía no se ha escrito una biografía detallada. Sin embargo, el clásico escritor Roberto Querejazu, describe: “era nacido en Potosí. Se casó con Clotilde Urioste de la sociedad chuquisaqueña. En 1874, cuando las acciones de la ‘Compañía Huanchaca’ tuvieron cotizaciones altas en las bolsas de valores de Santiago y Valparaíso, su hermano Manuel, su hermana Candelaria de Rodríguez y su cuñado Aniceto Arce, vendieron buena parte de los títulos que habían heredado de su padre. Él retuvo el total de lo que poseía. En los años siguientes vino la ‘boya’ de la mina y las acciones se cotizaron a precios aún más altos. Francisco Argandoña resultó millonario… el matrimonio no tuvo hijos, pero don Francisco y doña Clotilde tenían mucho cariño a los niños, dedicaron parte de su fortuna a socorrer a la infancia desvalida, particularmente a los huérfanos. Fundaron y sostuvieron dos orfelinatos en Sucre. Por esta su obra humanitaria y por una importante contribución pecuniaria a las arcas del Vaticano, el Sumo Pontífice, León XIII, los condecoró y les otorgó el título romano de Príncipes de La Glorieta, por bula de 28 de diciembre de 1898. En 1903, fundó el ‘Banco Argandoña’ con oficinas en Sucre y Potosí” 3.
En 1891, inició su vida diplomática, cuando se encontraba residiendo en París (Francia). En ese sentido, fue nombrado E. E. y Ministro Plenipotenciario ad honorem ante el gobierno francés. Desde el inicio de su gestión Argandoña, desempeñó con mu-cho esmero sus funciones diplomáticas siendo también Jefe del Cuerpo Consular de Bolivia acreditado en Europa, es decir regente de los cónsules en Alemania, Aus-tria, Bélgica, España, Francia, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Italia, Holanda, Portugal, Suecia, Noruega y Suiza. Pero en 1898, Argandoña recibió la orden de trasladarse a Berlín (Alemania) y San Petersburgo (Rusia) con la intensión de establecer relaciones diplomáticas. De esta manera, el citado diplomático bolivia-no inicio su viaje hacia Berlín, en el mes de julio de dicho año.
Tras un corto recorrido en tren, el 11 de julio acompañado por el Secretario de la Legación de Bolivia en París, Darío Gutié-rrez, llegaron a Berlín. Al no encontrarse allí el Káiser Guillermo II, porque se en-contraba de viaje en Noruega, se dirigieron el 17 de julio a San Petersburgo, arribando al día siguiente a la capital Rusa de esa época.
Al llegar, lo primero que realizaron fue solicitar audiencia con el Ministro de Re-laciones Exteriores Conde de Muraview que le fue concedida el 27 del mismo mes. Pero los diplomáticos bolivianos procedie-ron al margen del derecho internacional de la época al tratar de negociar el estableci-miento de relaciones sin haber solicitado la consulta previa de aceptación de manera oficial del jefe de misión. Por lo tanto, el canciller ruso procedió y sugirió al diplo-mático boliviano: “es forzoso que el go-bierno Bolivia manifieste a S. M. el deseo de cultivar relaciones diplomáticas. Una vez dado el consentimiento de su majestad el Ministro de Bolivia podría ser reconoci-do de carácter oficial” 4. Esto quebranta-ría el objetivo boliviano.
En ese sentido, Argandoña buscó otros caminos para llegar a la Corte Imperial del Zar, tras un largo sondeo fue apoyado por el Príncipe Ouroussoff, embajador del Im-perio de Rusia en Francia, quien influenció a que el 5 de agosto, tuviera otra reunión con el Canciller ruso, quien le comunicó que el 9 de agosto de 1898, sería recibido por el emperador Nicolás II, en Peterhoff, residencia de verano del Zar. Sobre esto escribió Argandoña: “Salí de San Peters-burgo en el tren de horas 10 a. m. y llegué a Peterhoff a las 10, 47 a. m. de la estación fui conducido en carruaje de la corte a un palacio en el que fui hospedado, el mismo donde fueron recibidos como huéspedes, hace pocas semanas S. A. R. el príncipe de Bulgaria y S. M. el rey de Rumania sucesi-vamente. Después de tomar el té en el sun-tuoso departamento que se me había desti-nado, pasé con mis ilustres acompañantes a la Villa Imperial Alejandría donde se ha-lla el palacio de S. M.
A las 12 me fue honroso presentar mis respetos a los Augustos Soberanos y entre-gar a S. M. el emperador, la Carta Autó-grafa del señor Presidente de Bolivia que me acredita en el carácter de Enviado Ex-traordinario y Ministro Plenipotenciario. Después del cambio oficial de las frases de estilo para la entrega de ese documento, S. M. me dijo palabras muy expresivas en favor de Bolivia y de su Gobierno y me hi-zo varias preguntas acerca de mi país.
Pasada esa breve ceremonia fui nueva-mente conducido al Palacio a que he he-cho referencia donde almorcé, siempre en compañía de S. E. el Príncipe Dolgorouky y el señor Director de Ceremonias. Estos mismos personajes se dignaron acompa-ñarme hasta San Petersburgo por el tren de 1, 52 p.m.” 5. De esta manera, concluyó la primera misión boliviana en Rusia y el establecimiento de relaciones diplomáti-cas.
Por otro lado, el príncipe de La Glorieta, permaneció en la capital rusa por unos días, luego viajó a Alemania a presentar sus Cartas Credenciales al Káiser Guiller-mo II. Tras esperar un mes, el 5 de octubre de 1898, presentó sus Cartas Autógrafas en el Palacio de Potsdam, a dicho monarca del cual anotó: “Su majestad usó frases muy expresivas en favor de Bolivia y de la unión que va a establecerse entre ambos países con motivo de esta misión diplomá-tica” 6.
Posteriormente, Argandoña viajó a Italia, donde no pudo presentar sus Cartas Cre-denciales ya que existía un conflicto entre la Corte Real Italiana y la Santa Sede. Al poco tiempo el diplomático boliviano re-gresó a París, a continuar cumpliendo sus funciones diplomáticas, pero en el año 1900, fue destituido por el nuevo gobierno liberal encabezado por el presidente Gral. José Manuel Pando (1899 - 1904).
A modo de conclusión, podemos decir que la misión diplomática encabezada por Francisco de Argandoña, en los citados países fue célebre ya que fue generado por iniciativa propia boliviana y demuestra un cambio estructural en la política exterior de nuestro país de fines del siglo XIX. Posteriormente, las relaciones entre Boli-via y Rusia fueron interrumpidas por la distancia geografía, consecutivamente ideológica y la ausencia de intereses comunes hasta 1945. Por otro lado, las relaciones entre Bolivia y Alemania se desa-rrollaron con mucho éxito sucesivamente, a inicios del siglo XX: “el 22 de julio de 1908 el Imperio Alemán y Bolivia firmaron en La Paz un Tratado de Amistad y Comercio. La clausula fundamental de este tratado era la de la nación más favore-cida, a la cual hacía referencia el tercer artículo. En realidad, este tratado sancionó una situación que de hecho existía desde hacía por lo menos una década. El convenio fue ratificado por ambas partes en 1909. De acuerdo con lo estipulado en el último artículo, debía quedar en vigencia durante 10 años a partir de su ratificación. La ruptura de relaciones diplomáti-cas por parte de Bolivia en 1917 conllevó su abrogación dos años antes de lo convenido” 7.
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