La aparición de fotografías inéditas de la boda de los Kennedy ha reavivado estos días en EEUU el mito de “Camelot”, una idealización de los dos años y medio de mandato de John F. Kennedy que aún fascina al país y que muestra una imagen más humana del hombre convertido en mito.
Con la mirada fija en el pastel y las manos alrededor del cuchillo, el joven y elegante matrimonio corta su tarta de boda de ocho pisos en unos inauditos negativos que serán subastados online hasta el 15 de octubre.
Las instantáneas se escondieron hasta 1993 en la habitación de Arthur Burges, un veterano de la Segunda Guerra Mundial y fotógrafo independiente, que fue contratado por los Kennedy especialmente para el evento, informó a Efe el vicepresidente de la casa de subastas RR Auction, Bobby Livingston.
Las fotografías fueron descartadas en su momento por el fotógrafo, que las guardó durante cuarenta años en la habitación donde solía revelar los negativos.
Ahora las instantáneas desvelan un ángulo de la boda más “despeinado”, en el que el viento hace virguerías, lejos del formalismo requerido para la época y que la revista “Life” ya plasmó en el célebre reportaje fotográfico de Lisa Larsen.
Durante toda su vida pública, John F. Kennedy consiguió poner su imagen a su servicio.
Por eso, aquella mañana del 12 de septiembre de 1953, los fotógrafos no podían perderse el “evento social más importante del año”, según recogieron los periódicos de la época.
Más de 750 personas llenaron la iglesia St. Mary en Newport (Rhode Island), adornada con gladiolos rosados y crisantemos blancos, según recoge en su web la Biblioteca y Museo de John F. Kennedy.
Allí, el primer presidente católico de EEUU puso un anillo de diamantes y esmeraldas en el dedo de Jacqueline Bouvier, que a partir de entonces adoptaría el apellido de su esposo.
La joven de estilo afrancesado creció en el seno de una familia neoyorkina en los amargos momentos del crack del 29, completó sus estudios en Europa y conoció a John mientras hacía fotografías para The Washington Times-Herald.
Por aquel entonces, John se postulaba para senador por Massachusetts, era congresista en la Cámara de Representantes y ya había pasado por la Marina de Guerra.
El día de la ceremonia, Jackie envolvió su figura con un vestido de seda color marfil, que Ann Lowe (una modista africanoamericana) tardó más de dos meses en diseñar y ahora atesora el Museo del expresidente.
Portada de HOY |
Editorial |
Portada Deportes |
Caricatura |
1 Dólar: | 6.96 Bs. |
1 Euro: | 8.58 Bs. |
1 UFV: | 1.99346 Bs. |
Impunidad |