Dakar, injustificado silencio

¡Fuera de nuestro territorio!, dicen los anuncios expuestos por la comunidad Pueblo Kolla del cantón Cochinoca al tratar de impedir el paso del último Rally Dakar a través de la pampa argentina en la provincia San Salvador de Jujuy, como presagio a la violenta respuesta del Ministerio de Gobierno: golpes de palo, gases, arrestos y detenciones. Aunque final y afortunadamente, el itinerario fue cambiado.

De repente, la iracunda respuesta policial del país hermano nos recuerda similar despropósito en Bolivia contra indígenas del TIPNIS (caso Chaparina).

Ante esta extrema situación, el Consejo Departamental de Comunidades indígenas de la puna jujeña hoy exige se cumpla y respete su propia Constitución Política que señala: “nadie podrá imponerles, ni obligarlos antes de ser interrogados por cualquier acción o actividad a realizarse en su territorio…”.

Sorprendentemente, lo anterior coincide con la CPE del Estado Plurinacional en el Art. 343 y siguientes, estableciendo que “la población tiene derecho a la participación en la gestión ambiental, a ser consultada e informada previamente sobre decisiones que pudieran afectar a la calidad del medio ambiente y su equilibrio”, concordante con principios vigentes de DDHH de la OIT (Art. 18), suscritos por Bolivia, y reclaman que “La Ley deberá proveer sanciones apropiadas contra toda intrusión no autorizada en las tierras de los pueblos interesados o todo uso de las mismas por personas o grupos ajenos a ellos, y los gobiernos deberán tomar medidas para impedir tales infracciones”.

Hoy, el informe final de la consultora en huella del carbono, Dra. Valeria Revilla, para Bolivia, con apoyo de expertos de la embajada británica, los Bancos de desarrollo (CAF) y FIE, así como el patrocinio de la Empresa “Andean Valley” del sector quinuero, acusa la generación y hacinamiento de 12.800 ton. de dióxido de carbono en nuestro cielo, así como la acumulación de 95 ton. de basura (entre neumáticos, plásticos y repuestos desechados) en zonas turísticas y arqueológicas purificadas. Son daños que equivalen a las emisiones de consumo eléctrico de 11.000 familias en el transcurso de un año. Y son efecto de anteriores competencias de este tipo.

No obstante lo anterior, nuestras autoridades, sin tomar un tiempo para reflexionar sobre esta temeraria competición, y buscar consenso social sobre la conveniencia o no de esta repetida convocatoria, enviaron con inusitada rapidez a un oficioso representante oficial al país y empresa patrocinantes a fin de ofrecer ¡sin condiciones! nuestro territorio para la reiterada “competencia” perfilada para el 2015. Lo peor es el extraño silencio de las instituciones estatales y no gubernamentales.

Sorprende la indiferencia y desinterés de las instituciones del medio ambiente, ecológicas, de derecho forestal, así como ligas de defensa de la naturaleza y ecosistemas, fundaciones, etc. que permanecen con taciturna actitud, cubriéndose los ojos y cabeza, por un tácito consentimiento a esta inicua actividad.

De esta forma los que “no hablan”, nuestras especies animales, forestales, arqueológicas y turísticas, no renovables, permanecen en indefensión.

Pero es necesario subrayar que nuestra posición no es oponerse por oponerse. Como todos, somos defensores de nuestro medio ambiente, pero lo que en un principio fue un sano safari por rutas establecidas, actualmente se ha convertido en una “jauría” torpe y estrepitosa con daños incuantificables, denunciados por organizaciones sindicales y ambientalistas de la región, y advertidas asimismo por la propia UNESCO.

En consecuencia, los cuantiosos recursos económicos destinados para ofrecer el presente circo mediático, deberían ser destinados en forma más utilitaria y efectiva a disciplinas no agresivas a la naturaleza, como parapentismo, rafting, navegación en solitario, etc., incluido el deporte “tuerca”, sin excesivo riesgo del propio deportista (recordemos 57 muertes entre civiles, nativos y deportistas como efecto del rally mencionado).

Hoy la prensa nacional e internacional congratula al flamante campeón mundial 2014 en ráquetbol, compatriota Gonzalo Amaya (incluido en el medallero de oro), quien no fue beneficiado con bagajes, viáticos o material deportivo por parte de nuestras autoridades.

En conclusiones, es urgente una política deportiva estableciendo nuevas prioridades, evitando actividades para el frío mercado de la comercialización y enriquecimiento dirigencial, político y/o empresarial, y protegiendo nuestros entornos cultural, turístico y ambiental como bienes sucesorios.

El autor es abogado.