12 de octubre 2014:

FIN DE UN CICLO POLÍTICO

A partir de 1952, la Clase Política boliviana, con excepción de los años de dictaduras militares, gobernó nuestro país, siempre bajo la presión de los sectores populares, de los mineros y de los campesinos, sin resolver los grandes problemas nacionales. El colapso del sistema de partidos políticos en octubre 2003, prácticamente enterró a muchos partidos y jefes de partido. Los sobrevivientes de aquel cataclismo social no han podido

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En octubre 2003, una sublevación popular, entre otros factores sociales, obligó al entonces presidente constitucional de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, a dimitir en el acto o enfrentar un mayor grado de sublevación de imprevistas consecuencias a nivel nacional e internacional.

Le sucedieron Carlos Mesa Gisbert y Eduardo Rodríguez Veltzé, ambos presidentes de lo que podríamos llamar el último peldaño al que había llegado la clase política, gobernando, con interrupciones militares, desde abril de 1952 hasta las postrimerías del año 2005, cuando irrumpió el actual sistema socioeconómico de gobierno.

Una de las connotaciones de aquella sublevación sugiere la derrota parcial de la clase política conservadora y sus vanos esfuerzos por recuperar el espacio perdido. Ni los sucesores de Sánchez de Lozada, ni los políticos dispersos del viejo sistema de partidos políticos, lograron recomponer el tablero anterior al 2003.

La segunda connotación, podría ser el desenlace final de la sublevación de aquel violento año: la posible derrota de los partidos y dirigentes políticos en las elecciones del próximo 12 de octubre 2014.

La oposición política, integrada por remantes de la hecatombe del 2003, no ha conseguido neutralizar las tendencias del voto en favor de la candidatura oficialista y tampoco unirse en torno a una sigla o a un liderazgo. Ambos factores son negativos para el voto en favor de la oposición y pesarán seguramente, en los comicios del domingo 12 de octubre.

Si la oposición cae, como indican cifras de varias encuestas, la tercera connotación podría ser el colapso total de los supuestos liderazgos que están en carrera electoral, cerrándose de esa manera, el ciclo iniciado en octubre 2003 que, en los hechos, constituye la antítesis del viejo sistema político.

Con mayor claridad, el 12 de octubre, sería el epitafio y la tumba de la vieja clase política boliviana, salvo que ocurra un dudoso milagro.(Clovis Díaz) (clovisdiazf@gmail.com)